El pueblo lo recibió con globos blancos, flores, las coloridas imágenes que identifican a esa localidad de Chalatenango y reproducciones de sus obras más conocidas, como ‘La armonía de mi pueblo’.
El pasado sábado murió este emblemático muralista y artesano a los 69 años de edad y la noticia conmocionó a El Salvador, donde perdura su obra como testimonio de paz, armonía y perdón.
Entre sus creaciones destacó el mosaico ‘La armonía de mi pueblo’, instalado en la Catedral Metropolitana en 1997, y destruido en 2011 por orden del arzobispo de San Salvador, por supuestos guiños a la masonería.
Otra obra suya de gran valor sentimental es el monumento ‘Bienvenido a Casa’, en el entronque conocido como Hermano Lejano, justo donde el viajero que llega desde el aeropuerto entra a San Salvador.
Llort, de formación teológica, dejó la capital para irse a La Palma, donde fundó el taller escuela ‘La semilla de Dios’, dedicado a fomentar el arte popular.
Sus creaciones están fuertemente ligadas a la identidad visual del país, por sus colores y formas simples, que recuerdan la sencillez del arte maya, con la adición de motivos originarios y cristianos. (PL)