El daño de la guerra comercial desatada por la Casa Blanca se estima en cientos de miles de millones de dólares. China todavía tiene una poderosa arma: los bonos del Tesoro de EEUU valorados en 1,2 billones de dólares. Si el gigante asiático comienza a venderlos, la Casa Blanca no podrá pedir dinero prestado para estabilizar el presupuesto.
Rusia y Turquía se retiraron de la lista de los principales tenedores de la deuda estadounidense. Otros países también siguieron su ejemplo. Ya en la primera mitad de año quedó claro que se trataba de una tendencia global. En abril, el volumen de bonos del Tesoro de EEUU en las carteras de los acreedores extranjeros se redujo hasta 6,17 billones de dólares.
México, la India y Taiwán se deshicieron de los bonos gubernamentales estadounidenses. El segundo mayor prestamista de EEUU, Japón, redujo su inversión en 17.000 millones de dólares hasta un mínimo desde octubre de 2011 (1,031 billones).
Finalmente, China, líder entre los acreedores de EEUU (1,18 billones de dólares), recortó sus tenencias en 4.400 millones de dólares.
Detrás de la guerra comercial de EEUU contra China: las guerras tecnológica y financiera.
Los expertos no descartan que Pekín continúe vendiendo los bonos del Tesoro. Pero esta será una historia completamente diferente, señala Natalia Dembínskaya, columnista de Sputnik.
China posee casi el 20% de la deuda pública estadounidense perteneciente a los extranjeros. Cualquier acción con cantidades más o menos grandes de bonos del Tesoro son peligrosas para el sistema financiero estadounidense y la tasa del dólar.
Mientras tanto, la guerra comercial entre Pekín y Washington está ganando impulso. Los aranceles mutuos, que entran en vigor el 23 de agosto, complicarán las relaciones entre los dos países y pueden provocar unas pérdidas significativas para todo el comercio mundial. En este contexto, aumenta la probabilidad de que China use su arma principal.
En los últimos años, los bonos estadounidenses le dieron a Pekín miles de millones de dólares de rentabilidad. A finales de 2016 y principios del 2017, los chinos redujeron sus inversiones en la deuda pública de Estados Unidos para compensar el fortalecimiento del yuan, pero desde entonces ya han vuelto a comprar todo lo que habían vendido.
«El dólar se derrumbará y la demanda colapsará a causa de la guerra comercial con China»
Si la copa de la paciencia se desborda y Pekín vende parte de los títulos de deuda de EEUU, su valor bajará y el rendimiento aumentará drásticamente. Esto hará subir automáticamente el costo de los préstamos para EEUU, tanto para las empresas como para los consumidores comunes, lo que socavará el crecimiento económico. La emisión de los títulos de deuda se hará cada vez más costoso para el Gobierno del país norteamericano.
«Las tasas de interés más altas se extenderían por toda la economía. Tendría un efecto de ralentización», comentó al canal CNBC Jeff Mills, estratega de inversiones principal del PNC Financial Services Group.
Por supuesto, no vale la pena esperar unos movimientos bruscos de Pekín. Si el gigante asiático decide suspender las compras o vender una gran parte de bonos estadounidenses, habrá pánico total en los mercados. El tipo de cambio del dólar disminuirá, lo que dañará el mercado de exportación de China.
No obstante, para golpear la economía estadounidense, Pekín necesita recortar tan solo una pequeña cantidad de inversiones en los bonos del Tesoro.