En declaraciones desde Morazán, Ortiz confirmó que fueron tomadas medidas para impedir eventuales tragedias en la ruta por la que avanza la caravana hasta la frontera con Guatemala, para de ahí seguir camino al norte.
El funcionario alertó de la presencia de menores de edad en el grupo, cuya vulnerabilidad es mayor, sobre todo tras conocerse la presencia de ‘coyotes’ (traficantes de personas) infiltrados en la travesía.
Además, Ortiz aseguró que las autoridades salvadoreñas investigan quién o quienes estimulan esta forma de migración irregular e insegura, y sin una garantía de final feliz, como ya amenazó el gobierno de Estados Unidos.
A su vez, la viceministra para los salvadoreños en el Exterior, Liduvina Magarín, informó que coordinó con las embajadas y consulados en Guatemala, México y Estados Unidos para atender y orientar a estos grupos.
Reivindicó el trabajo realizado por la Cancillería para desestimular la migración irregular o promoverla de forma segura, a tono con el derecho humano a la migración, respetado por el gobierno salvadoreño.
Magarín tiene más clara la presencia de ‘coyotes’ tras la organización de estas caravanas, y advirtió que exigen hasta dos mil dólares por niño, lo cual aterroriza a los padres que emprendieron el viaje con sus hijos. Tales revelaciones confirman las sospechas del vocero de la Presidencia, Roberto Lorenzana, quien negó que la caravana migratoria fuera espontánea, como ciertos grupos con intereses puntuales intentan vender.
Por lo pronto, el pasado lunes murió el emigrante hondureño Henry Díaz durante un enfrentamiento con federales mexicanos tras cruzar la frontera con Guatemala, la primera víctima mortal conocida de este episodio.