Radio Progreso y el ERIC (Honduras)
El versículo ocho del capítulo seis del libro de Miqueas hace tres planteamientos esenciales para una relación íntima entre Dios y su pueblo. “Tres exigencias hace el señor: practicar la justicia, amar desde la ternura y caminar humildemente”. Rutilio Grande, San Romero, los jesuitas de la UCA y sus colaboradoras, Monseñor Gerardi y el padre Guadalupe Carney, son ese ejemplo testimonial viviente del compromiso de justicia, ternura y humildad. Es esa la iglesia centroamericana que reivindica las memorias e historias de resistencias de nuestros pueblos.
En El Salvador, San Romero fue una voz permanente para denunciar y anunciar. Hizo realidad la transfiguración y encarnación de lo humano en la divinidad del amor y el servicio al pueblo. Monseñor Juan Gerardi en Guatemala, caminó con pasos firmes en defensa de los derechos humanos de su pueblo. Y en Honduras, el padre Guadalupe Carney se dejó ver en montañas, valles y cerros, andando desde la humildad y el acompañamiento en el caminar esperanzador de la gente.
La iglesia hondureña y centroamericana, han dado señales de un compromiso de fe y justicia que se renueva, en tiempos de inestabilidad política y social, desde la palabra directa y honesta, que permita romper el silencio cómplice de los sectores acostumbrados al acomodo y afinidad a los grupos de poder.
En las últimas semanas, se ha cuestionado el compromiso de fe y búsqueda de justicia de Radio Progreso y el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, señalando sin argumentos creíbles, al sacerdote Ismael Moreno, director de ambas instituciones. Esos ataques sólo pueden venir de parte de quienes mueven los hilos de la matriz mediática en el país. No hay Tribuna que apunte mejores riflazos que las que detentan el poder y manejan a su antojo el país; olvidándose así del verdadero compromiso de los medios de comunicación.
Allá por 1978 dijo San Romero: “Lástima tantas plumas vendidas, tantas lenguas que a través de la radio tienen que comer y se alimentan de la calumnia porque es la que produce. La verdad muchas veces no produce dinero sino amargura. Pero más vale ser libre en la verdad que tener mucho dinero en la mentira”.
El compromiso de fe y justicia, desde la ternura y la humildad, son razones válidas para desenmascarar las falsedades, que empresarios de la comunicación, en su línea editorial, siguen señalando una vinculación a algún partido político.
La fe y la política, la justicia y la verdad son los mejores colores de las sotanas de los curas, religiosos y religiosas, que siguen el mensaje evangélico de denunciar los atropellos en contra del pueblo y anunciar la construcción del reino de Dios, desde las pobreterías olvidadas por quienes han tenido el poder en Honduras.
Y como dijo San Romero: “Es lástima, hermanos, que en estas cosas tan graves de nuestro pueblo se quiera engañar al pueblo. Es lástima tener unos medios de comunicación tan vendidos a las condiciones. Es lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la Televisión o de la radio porque todo está comprado, está amañado y no se dice la verdad”.