¿Y el salario mínimo en El Salvador, cuándo?

Róger Hernán Gutiérrez*

Dimos un salto de calidad en el 2017, en una importante opción por la homogeneidad del salario mínimo en la región—a diferencia de Nicaragua, aún con un muy bajo salario mínimo, y de Costa Rica que se despega fácilmente por uno mayor –Honduras, Guatemala y El Salvador se destacan por una competencia importante en este rubro—los tres países con economías muy similares, pero territorios muy diferentes—sin embargo en materia de salarios mínimos es Guatemala, que hoy empuja por un incremento del 3%–ahora en 389 usd y en la maquila de 358.16 usd—y en Honduras se está siempre empujando por incrementos escalonados en un % durante un período de 5 años. Actualmente la maquila en 290.51 usd y las demás actividades económicas en 365.34 usd—la diferencia estriba en que para Honduras se calcula en base al tamaño de la empresa (N° de trabajadoras), que parecería ser un buen parámetro en tanto y en cuanto a mayor el nivel de la empresa hay una mejor administración de costos de producción.

El caso es que El Salvador había superado a Honduras, pero ante movilizaciones por demandas de este tipo han derivado en algunas negociaciones que parecería superan a El Salvador, cayendo de nuevo al tercer lugar. Lo importante acá es que hay movimientos sindicales en esos lugares que impulsan la demanda de incrementos al salario mínimo que de nuevo lo han superado; e igualmente en el caso de Guatemala la instancia pertinente no logra los acuerdos, en tanto que los intereses confrontados económicos (empresariales) versus sociales (humanos), no logran ponerse en una situación de ganar-ganar; manteniendo intereses mezquinos en pro del capital en detrimento de una mejoría al desarrollo humano, mejorando el poder adquisitivo de los salarios.

El CDC, habla que el promedio es de 306 usd de la masa salarial y también investigaciones hablan de procesos en que el empleo en los jóvenes se encuentra bajo el salario mínimo legal, por decir 244 usd para aquellos que llegaron a bachillerato y de 408 usd para quienes alcanzan los estudios universitarios—esto lo que corrobora es una alta precariedad salarial en la sociedad salvadoreña, y es vital hablar de economía, y antes de ello de desarrollo humano, para que los elementos del modelo y programa económico a ser aplicado, tenga el sentido y la coherencia necesarias—

Es como dice las Cn. la persona humana como fin del proceso productivo y no al revés como lo suelen ver los neoliberales con la teoría del rebalse, esperar en una acumulación de la riqueza para luego el supuesto de distribuirla, de lo que prueba el proceso de lucha de los salarios mínimos, es que representa para una sociedad un mejor nivel de democracia participativa, además del mejoramiento sustancial, dependiendo del valor incrementado del poder adquisitivo, lo que permite tal como lo demuestran los estudios un impulso a la economía informal y de menores proporciones (micro, pequeña y mediana empresa).

Es necesario un incremento a los salarios mínimos, entramos en el tercer año (2017-2019), en el que muchos han encasillado la posibilidad de aumentarlo, pero manifestándose un férreo rechazo del sector privado dominante, y enquistado en los intereses del partico arena, lo que denota una clara lucha de clases por una mejora sustancial a los salarios mínimos. Hay indicios para una reforma para acortar el período, pero ese tipo de propuesta no afianza realmente el programa económico que piensa implementar el candidato del fmln, pues de lo que se trata es de hacer un incremento y luego sujetar sus cambios a períodos más cortos.

Si desde el salario mínimo, en su poca valoración electoral que los candidatos tienen, en tanto que uno de ellos aseguran redes sociales no muy creíbles, que se puede vivir “holgadamente” con un salario mínimo, ese tipo de declaraciones si se hicieron denota, cuan mal nos encontramos—pues es el trabajo, lo que genera condiciones de vida mejores, y son estas personas trabajadoras las que desarrollan la economía, generando la riqueza para reinvertirla y crear posibilidades de nuevas y mejores fuentes de trabajo, que en el mejor de los casos harían disminuir la delincuencia e inseguridad.

Hay por hoy un 75% de las empresas dentro de la economía no estructurada, que son las que generan capitales más en pro del interés público, y generan empleos que no logran llegar a un nivel de trabajo decente, siendo que la formalidad la que dará pie a nuevas lógicas para superar las economías de subsistencia, así como de un Estado que apoye sosteniblemente los mecanismos y políticas para alcanzar un desarrollo empresarial sustentable.

*Sindicalista salvadoreño

Si te gustó, compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial