En los alrededores del céntrico mercado Sagrado Corazón muchos aprovechan esta jornada significativa para darle salida a tanta mercancía de origen impreciso, fruslerías vistosas y propicias.
Aunque el chocolate nunca decepciona en esta fecha, las rosas suelen ser el regalo más socorrido, en especial las importadas desde Ecuador, reconocidas por su tamaño, calidad y conservación.
Algunos arreglos florales rondan los 250 dólares, nada mal para un rubro que en 2017 movió más de cinco millones de dólares, sin contar complementos como el follaje, suministrado por productores locales.
El cambio climático y los retrasos aduanales afectaron el pasado año los pedidos, pero igual el mercado se abasteció de rosas, gladiolos, anturios, aves del paraíso, azucenas, lirios, claveles, astromelias, y otras.
Como es habitual, en colegios y centros laborales la gente aguarda por el misterioso ‘Amigo Secreto’, pretexto para regalarse cualquier cosa entre compañeros, a veces una simple postal, globos de colores o un pastel.
Pero quienes sufren mal de amores también tienen alternativas esotéricas y místicas para robarse un corazón, ‘amarrar’ a la pareja casquivana o desatar la líbido ajena a golpe de feromonas mágicas.
Así, proliferan los baños de ‘Quiéreme siempre’, ‘Ven a mí’ y ‘Miel de Amor’, o los polvos de ‘Jala jala’ para activar las camas, puro placebo barato al que más de uno se aferra, por fe o por desespero.
En esas peculiares boutiques, entre velas aromáticas, amuletos, inciensos y supercherías varias, reina el Hermano San Simón, santo apócrifo que nunca falla si le tienen confianza y es perfumado con aguardiente y tabaco.
En esos puestos también se hacen limpiezas espirituales para quienes se creen que aquellos buscavidas de veras tienen la fórmula para espantar la pobreza, curar lo incurable o conjurar el amor eterno.