La atmósfera de la Tierra se extiende mucho más allá de lo que se creía hasta ahora, según un reciente estudio realizado por investigadores rusos sobre la base de observaciones científicas que durante más de 20 años estuvieron en archivos, esperando al día en que serían analizadas.
Gracias a los datos recopilados entre 1996 y 1998 por el Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO) de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), un grupo de científicos del Instituto de Investigación Espacial de la Academia de Ciencias de Rusia, encabezado por Ígor Baliukin, logró establecer que las fronteras de la atmósfera de nuestro planeta están, en realidad, a 630.000 kilómetros, una distancia equivalente a 50 veces el diámetro de la Tierra. Esto significa que la Luna (que se sitúa a una distancia promedio de 384.400 kilómetros) no está fuera de su atmósfera, sino justo en medio. De hecho, el único satélite natural de nuestro planeta orbita dentro de la atmósfera terrestre, al igual que sus numerosos satélites artificiales.
SOHO obtuvo casualmente la reveladora información mientras estaba mapeando la geocorona o exosfera terrestre, la parte luminosa de la región más externa de su atmósfera formada por una nube de átomos de hidrógeno que brillan bajo la influencia de la radiación ultravioleta.
No obstante, esta capa es muy delgada y puede ser observada únicamente desde el espacio, por lo que es muy difícil de medir. Hasta ahora se pensaba que su límite exterior se situaba a a unos 200.000 kilómetros desde la Tierra, pues esa es la distancia en la que la presión de la radiación solar anula la gravedad. El límite real se pudo detectar con precisión gracias a los sensores de un instrumento del satélite SWAN.
«A menudo es posible sacar partido de datos archivados desde hace muchos años y hacer ciencia nueva con ellos. Este descubrimiento subraya el valor de unos datos recogidos hace más de 20 años y el rendimiento excepcional de SOHO», asegura el científico del proyecto SOHO de la ESA, Bernhard Fleck, citado por ESA Science.