(Por: René Mauricio Mejía)
En diciembre de 2015 la Asamblea Legislativa aprobó un préstamo por 32 millones de dólares, otorgado por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para resolver la inseguridad del actual edificio administrativo de la Asamblea Legislativa, con fallas estructurales causadas por terremotos de enero y febrero del 2001, en la que trabajan cerca de 2000 empleados, incluidos los 84 diputados.
Es bueno que el pueblo conozca que estos préstamos se otorgan bajo rigurosas disposiciones previas y futuras que incluyen estudios, justificaciones, diseños, supervisiones y compromisos de ejecución sujetos a sanciones en caso de incumplimiento; a la fecha luego de más de tres años de aprobado el préstamo, el edificio debería de estar en su fase final, sí no se hubiese obstruido su construcción por parte del expresidente Guillermo Gallegos, lo cual ha generado que por ahora, El Salvador haya pagado cerca de 500 mil dólares en concepto de penalidad por la falta de ejecución del mencionado préstamo.
Ahora bien, ¿puede este préstamo ser reorientado en la forma que lo propuso el presidente electo?. La respuesta es un categórico no; en tanto los protocolos y contratos que el Estado firma con el organismo internacional financiero, define con exactitud el destino de los fondos, que si son utilizados para otros destinos, aun siendo éstos lícitos y necesarios como es la construcción de escuelas, provocaría una malversación de fondos, por la que tendría que responder más de un funcionario público.
Entonces ¿cuál es el camino correcto para utilizar los 32 millones, en la forma propuesta por el presidente electo? La respuesta la parafraseamos de lo explicado por el Ministro de Hacienda Nelson Fuentes:… debe dejarse sin efecto el contrato de los 32 millones y tramitarse dos nuevos préstamos cada uno por 16 millones con los respectivos destinos, estudios y diseños y darle el trámite normal de todo empréstito lo cual no se da en una plenaria, es un proceso de al menos seis meses.
Bajo estas consideraciones coincidimos con el Dr. Héctor Dada en el sentido que “La propuesta de Bukele sobre la construcción de edificio es una trampa mediática”.
En efecto inicialmente ARENA, desnudó su falta de unidad y pugnas internas y posteriormente los efectos de dicha trampa fueron extendidos hacia el pleno legislativo por Guillermo Gallegos y demás diputados de GANA, tratando que la propuesta fuese discutida en el pleno legislativo, aspecto que era esperado por el presidente electo, quien con estas iniciativas caracterizadas por su inviabilidad pero que evidentemente tienen un efecto populista, favorece su declarada aspiración de tener en el 2021, mayoría en la Asamblea Legislativa.