La Ley de Amnistía, en aquel momento, fue para tratar de dar paso a los Acuerdos de Paz, y quedaron pendientes muchas cosas como el conocimiento de la verdad y la justicia.
Es un tema delicado porque depende desde qué perspectiva tú lo abordas, con qué lentes tú lo vas a ver. En este caso yo estoy completamente parcializado porque fui alumno de los jesuitas, fui compañero, fueron mis maestros, estuve a punto de ordenarme de sacerdote en la Compañía de Jesús y en el momento que sucede la masacre nos crea una gran conmoción interna de sentimientos. Nos daban clases de filosofía y teología, el impacto y el dolor todavía se lleva.
El conocimiento de la verdad, entonces, es una palabra que hace falta en ese documento sobre una nueva ley de reconciliación, y también hay que tener un posicionamiento desde el lado de las víctimas. Se está hablando mucho desde el lado de la institucionalidad, esto es necesario para que el país no vuelva a agarrar llamas, dicen y olvidan las víctimas…
Tenemos que conocer toda la verdad para que haya perdón. Si se está haciendo este tipo de nueva Ley que se le llama Reconciliación porque así lo manda la Sentencia de la Sala de lo Constitucional, que en el fondo es una amnistía, creo que tiene que haber un hilo conductor, tiene que estar presente sobre todas las cosas el dolor de las víctimas y a la base de todo estar el conocimiento de la verdad.
Este país necesita conocer la verdad para que no vuelvan a suceder este tipo de hechos atroces.
Hay palabras claves que deben estar bien presentes en esa discusión y estudio que tiene actualmente la comisión en la Asamblea Legislativa que hace el estudio de estas propuestas, una de ellas es verdad, perdón, y que no vuelva a suceder nunca más.
Que no suceda nunca más un Mozote, una masacre de los jesuitas y tantas otras. Sobre la base de la verdad reconciliémonos y sigamos adelante como país. Que no se vaya a utilizar esta ley de reconciliación para mayor impunidad, que anden buscando recovecos para dejar gente y asesinos en la impunidad.