¡El nuevo gabinete: entre la embajada, logias, gremios y cheros!

(Por: Francisco Parada Walsh)


Para la elección del gabinete de gobierno, el nuevo presidente tiene a su favor el conocimiento de la historia previa para no cometer errores recurrentes. Por un lado tuvimos funcionarios de alto perfil, tan fieles a las privatizaciones de los bienes públicos como al saqueo del erario conformado con los impuestos que, como siempre, la clase trabajadora y los pobres somos quienes pagamos.

En el otro extremo, tuvimos gente sin la idoneidad para cada cargo delicado, recetándose salarios astronómicos, incurriendo en un nepotismo grosero y ofensivo. Todo esto llevó al fracaso a sendas gestiones, al contar con delincuentes de cuello blanco como funcionarios, o a gente menos que corriente pretendiendo emularlos; pero ambas clases de “servidores públicos” pasándose a un lado o a otro a cada momento. No podemos menos que sentirnos indignados por este triste pasado, y a la vez, aterrorizados porque algo semejante se repita.

La meritocracia fue trastocada genéticamente en mediocre-cracia, o en una burguesía incrustada en la función pública tan indiferente e indolente hacia el sufrimiento de los salvadoreños. Tenemos la plena certeza que al momento que escribimos, el joven e inminente presidente se encuentra atestado de sugerencias y presiones para colocar a ciertas personas aquí o allá, basándose en la mera pertenencia al partido o movimiento Nuevas Ideas, a surgir de alguna propuesta sindical, a presiones de la embajada, a que cada indígena crea merecer encontrarse en una sagrada lista, e incluso logias esotéricas tan alejadas de su fin espiritual.

Pero queremos advertir y aconsejar: Allende amistades cercanas de mucha confianza, recomendaciones de sectores sindicales o gremiales, de presiones foráneas o logias de personas que se creen selectas, e incluso “recomendaciones de universidades” que actúan como perfecto disfraz de un mediocre; lo que debe imperar es la idoneidad para cada cargo en el nuevo gabinete. Lo contrario, sería caer en un error, tan absurdo, como el poner a un niño a que pilotee  un avión comercial (ya sucedió con un vuelo en Rusia  que terminó estrellándose al suelo muriendo todos los pasajeros) o como poner a un nutricionista a realizar una delicada intervención quirúrgica (No queremos ni pensarlo, ¡de espanto!).

Somos un país libre y el derecho a expresarse y de proponer no debe de coartarse. Perfecto. Pero prestar oídos a ilusos que piensen de sí lo mejor (solamente ellos), a recomendaciones de profesionales e incluso universidades detrás de los cuales haya otros intereses, sería  un error craso. Sería para poner otro ejemplo, como poner a un cocinero como ministro de salud. Pero como bien y como quiera, no nos plantamos solamente a criticar, y haciendo uso también, del derecho a expresarnos y de proponer, le diremos con claridad qué tipo de funcionarios nos gustaría, particularmente a mí, que hablo desde la trinchera del sector salud: Queremos profesionales que conozcan al salvadoreño corriente, pobre y olvidado , que sepa cómo se brindan las consultas en los modestos servicios; pero que además y sobre todo, tengan el currículo, la excelsa trayectoria de vida pública y privada y la experiencia para cada posición.

De esto nos resultaría una mezcla de formación profesional de altura, con fina sensibilidad  hacia los salvadoreños y por qué no, también hacia el gremio total de los trabajadores de salud. Basta ya de apellidos rebuscados entre, la mediocridad reconocida o fatuas formaciones que no son acordes con la realidad de nuestro país.

Si te gustó, compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.