La situación de la coyuntura en el país, es cada vez más sinuosa, y sigue manifestándose poco clara pretendiendo ocultar la verdadera intención o propósitos de sus acciones, objetivos o manifestaciones. Para el caso el asunto de la toma de posesión, en mucho prevalece lo protocolario y conservador—unos abogando por una situación casi infalible, y otros en una lógica diferente llevándolo a romper la tradición—
El asunto de comentarlo si tiene algo de cierto, es que las fuerzas reaccionarias de una sociedad se manifiestan y se expresan hacia una postura, por otro lado hay fuerzas que generan una intención de romper con una cuestión fuera de protocolo.
Veamos se está armando un alboroto que si es un sitio u otro, que se juramentará según la constitución o que debe ser el pueblo quien tenga la potestad.
Vaya, esto pasa en otras latitudes, en el caso de Venezuela, se auto elige una persona como presidente y parte de algunos países violentan el protocolo diplomático, principalmente el imperialista, y se quiere dar todas las potestades de una persona electa constitucionalmente y democráticamente por el pueblo, y se quiere ver eso como natural. Será tanto así.
Parece que algo huele mal en Dinamarca—ante la conspiración del tío del príncipe Hamlet, usurpador del trono de su padre, en el drama de Shakespeare. Ahora eso fue hace siglos, pero en el sinuoso mundo en el que vivimos pareciera que nada es verdad ni mentira, todo es del color del cristal con que se mira.
Recientemente hay conflictividades laborales en pro y en contra, reclamando mayores libertades sindicales como es la contratación colectiva, y mejoras a condiciones de empleo que no caigan en los procesos viciados de hacerlo selectivamente, así como autorizar nuevas constituciones sindicales en alguna complicidad, en lo que debería ser un acto voluntario por ser un derecho humano fundamental pleno.
Definitivamente algo no huele bien, y podría estar resultando tóxico para la sociedad salvadoreña, las redes sociales, las declaraciones de funcionarios; entrevistas y publicaciones diversas no abonan en una sanidad mental y sociológica, la protesta laboral es manipulada en pro y en contra de los verdaderos intereses de la personas trabajadoras—hay eventos que son deslegitimados por grupos sindicales y avalados por otros, es el caso del proyecto de la profesionalización del servicio público.
Por un lado el panorama se ve complejo, hay fuertes presiones para que el anteproyecto de ley en sus diferentes propuestas, empiece a ser discutido en la Asamblea Legislativa—pero no parece ser aún una opción para el presente, hay grupos de derecha presionando para que se apertura la discusión parlamentaria, el propio gobierno está realizando eventos que van en la vía de que se apruebe el ante proyecto de la función pública. Y hay disidencia fuerte que se opone a que haya una derogación de la ley actual del servicio civil, la cual para muchos está anacrónica y obsoleta, en tanto data de 1961; sin embargo la oposición al proyecto de modernización, analiza el contexto de una fuerte prevalencia del modelo con raíces neoliberales.
No obstante esa pugna ideológica, hay signos de que la nueva administración pública de Bukele y cía, también va por reformas al servicio público; sólo que como todo no queda claro el proceso, hay necesidades de una mejora sustancial, todos estamos de acuerdo que el servicio público actual es deficiente, y la ciudadanía se ve desprotegida en su derecho a servicios públicos de calidad y con calidez, además de servicios eficientes y efectivos a la necesidad ciudadana.
En consecuencia el debate legislativo es propenso como otros debates en otros temas políticos importantes, a hacerlo de manera nada transparente, cerrado y sesgada la discusión a intereses neoliberales de los grupos capitalistas corporativos que les interesa un servicio público que facilite los negocios. FUSADES, es cada vez más enfático en señalar que la función pública necesita modernizarse y servir plenamente a la situación mercantilizada, y no aboga por los derechos humanos de las personas servidoras públicas.
El tema de la función pública tiene la fase de poca claridad, intereses imperialistas determinan las reformas a leyes con la intención de proteger la inversión estadounidense y foránea, ello determina condiciones por recursos o endeudamientos, para que este tipo de reformas tenga en el centro algo podrido que definitivamente huele mal.
*Sindicalista salvadoreño