Por qué la industria oculta cuánto azúcar agregada tienen sus refrescos

Debido a los intereses corporativos, las normas sobre información nutricional en el etiquetado de los productos levantan polvareda en toda América Latina. Y México no es excepción.  Te contamos de qué manera las industrias de bebidas ocultan información que podría cambiar la vida de sus consumidores con la connivencia de las autoridades.

México tiene casi dos décadas sumido en una espiral descendente de la calidad de vida de su población. En 2016, la Secretaría de Salud declaró una «emergencia epidemiológica» de diabetes y se estima que 100.000 mexicanos murieron a causa de esta enfermedad silenciosa apenas en 2018.

La industria de los alimentos ha tenido un papel cuestionable —cuando menos— en este panorama, relacionado directamente a los hábitos de consumo. Además de la diabetes, cada vez aumentan más la hipertensión y la obesidad. Esta última afecta al 72% de los mexicanos adultos y a un 35% de los niños y adolescentes del país.

Alejandro Calvillo, sociólogo y director de la organización civil ‘El Poder del Consumidor’, dijo que «la evidencia del contubernio entre la industria y el gobierno anterior fue tremendo y el caso del etiquetado es de los más ejemplares».

Etiqueta que oculta

El etiquetado que utilizan todas las empresas de bebidas gaseosas en sus proyectos fue importado a México por Femsa – Coca-Cola en el año 2010 y se lo conoce como «guía diaria de alimentación». Son entre cuatro y seis cilindros dibujados al frente del producto, bajo el lema: ‘Este envase aporta ‘x’ % de nutrimentos diarios’.

En 2014, cuando este formato se volvió obligatorio por decisión de la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), la organización que Calvillo dirige presentó una denuncia en contra de este etiquetado que «representa un riesgo a la salud», explicó.

«La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que un adulto no debe consumir más de diez cucharadas cafeteras de azúcar al día, aunque lo ideal serían cinco», explicó Calvillo.

«Si tomas una Coca-Cola de 600 mililitros, que es de las más consumidas en México, vas a ver que dice ‘azúcares totales 70% de los nutrimentos diarios’, algo que induce a pensar que todavía me queda un 30% por consumir», indica.

«Pero en realidad, su 100% equivale a 18 cucharadas cafeteras de azúcar, es decir, unos 90 gramos —cada cucharada tiene 5 gramos, por estándar—. En una Coca de 600, tienes 12 cucharadas cafeteras de azúcar, ya rebasaste 200% el ideal establecido por la OMS», explicó Calvillo.

Esta manera confusa de brindar información es lo que ‘El Poder del Consumidor’ busca modificar por medio de un amparo legal que apenas llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación tras casi cinco años de lucha.

Etiqueta en la justicia

‘El Poder del Consumidor’ logró un primer fallo a su favor con la sentencia de 2015 del juez Fernando Silva, que indicó que el etiquetado de la «Guía Diaria de Alimentación» viola el derecho a la información, a la salud y el interés superior de la infancia. Cofepris impugnó esta sentencia, que pasó a un tribunal de segunda instancia y de allí a la Suprema Corte.

El primer ministro, Fernando Franco, hizo un primer proyecto de sentencia apoyando el fallo del juez Silva, pero los otros cuatro ministros lo votaron en contra. El tema luego recayó en la ministra Yazmín Esquivel, la más nueva en asumir el puesto.

«Esquivel presentó un proyecto de sentencia en pocas semanas, que difiere totalmente del anterior y defiende el etiquetado actual con falsedades», explicó Calvillo.

Por un lado, señaló Calvillo, «la industria se ha negado a informar sobre azúcares añadidos». ¿Cuál fue su estrategia? «No informar sobre azúcares añadidos, sino totales», equiparándolos a los azúcares naturales que provienen de las frutas, por ejemplo.

«La sentencia de Esquivel dice que cuanto a daños a la salud, no hay diferencia entre azúcares añadidos y naturales. Pone en igual los azúcares que viene en una Coca-Cola, que los que vienen en una manzana, algo que es falso, absurdo y no hay científico ni institución que defienda esto», señaló el defensor de los consumidores.

El azúcar de la manzana viene acompañado de vitaminas y fibra, además de producir sensación de saciedad. Pero el azúcar añadido en la Coca-Cola «entra de golpe al torrente sanguíneo, a diferencia del de la manzana que entra poco a poco», explicó Calvillo.

«El páncreas tiene que hacer una descarga enorme de insulina para controlar los niveles en sangre, porque si no tienes un choque glucémico que te puedes morir», acotó.

Por otro lado, la magistrada señaló que el etiquetado cumple con informar a los consumidores, algo que como ha relatado Calvillo, también es falso.

«Hay una oposición clara entre las recomendaciones establecidas internacionalmente presentadas por la OMS y los intereses de la industria», sostuvo.

Como la Suprema Corte de Justicia aprobó el dictamen de la jueza Esquivel, cayó el amparo presentado por ‘El Poder del Consumidor’. Pero Calvillo señaló que tienen la esperanza puesta en que el nuevo Gobierno revise este año la norma mexicana que dio pie al etiquetado brumoso.

«El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el doctor Hugo López Gatell, así como el comisionado federal de Cofepris José Novelo han declarado que el etiquetado va a cambiar y se va a implementar uno que realmente sea útil para los consumidores. Estamos con esperanzas de que esto vaya adelante», concluyó Calvillo.

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