Una Ley de Reconciliación para una nueva gobernabilidad
Intervención de Walter Raudales, Director de El Independiente, en el programa televisivo “Diálogo” del canal 21 esta semana, en torno al debate en la Asamblea Legislativa sobre el anteproyecto de Ley de Reconciliación.
Yo quisiera plantear el marco en el cual surge la Ley de Amnistía original, porque es ahí donde está la clave de la cuestión. La Ley de Amnistía original se dio por los Acuerdos de Paz firmados el 16 de enero de 1992, en la lógica de las fuerzas políticas de entonces para darle gobernabilidad a lo que venía en ese momento.
Se dio como una especie de garantía de que no iban a surgir disidentes de la guerrilla que fueran a volver a rearmarse o que iban a salir en las fuerzas armadas algún grupo de militares que torpedearan los Acuerdos de Paz. Entonces, en ese momento, la lógica de la amnistía surgió como un sinónimo de gobernabilidad para aquel momento histórico.
Hoy, el momento histórico, es muy diferente, el ejército ya no tiene la incidencia de antaño, ni la guerrilla desmovilizada ya como partido político es lo que fue, entonces la realidad es completamente diferente, los actores políticos, los sujetos históricos de aquel momento ya no son los mismos.
Las reglas del poder han cambiado, ¿Qué es lo que tenemos ahora?; una realidad nueva, una situación completamente diferente donde hay que resolver lo actual.
¿Qué es lo que da ahora gobernabilidad? Eso es un debate que se debe hacer, en este momento hay una exigencia de la sentencia de la Sala de lo Constitucional que se debe cumplir. La Sala al derogar la Ley de amnistía original exige en su sentencia se legisle una Ley de Reconciliación que incluya: verdad, justicia, reparación y la certeza de no repetición de hechos deleznables.
Desde mi punto de vista en la Asamblea Legislativa han intentado cumplir la Sentencia pero de manera equivocada, porque no han llamado a los familiares de las víctimas que están organizados en diferentes instituciones y organismos que velan por los desaparecidos y defensores de derechos humanos, así como a otras instancias interesadas.
Al no tomarlos en cuenta para elaborar la ley ésta pierde legitimidad. También es importante que tomen en cuenta a institutos de derechos humanos que le llevan un seguimiento a todo esto desde inicios del conflicto.
Hay declaraciones como por ejemplo del relator de las Naciones Unidas en derechos humanos Fabián Salvioli, quien manifiesta que está muy preocupado porque se abren las puertas a una nueva amnistía y él es contrario a esto. También el Representante de Estados Unidos Jean McGovern dice que sería dar un paso hacia atrás, una parodia de la justicia, pero también las organizaciones sociales se han manifestado en contra de una nueva Ley de amnistía. Exigen lo estipulado por la Sala: verdad, justicia, reparación y la garantía de que no se van a volver a cometer aquí en el país crímenes como el Mozote, como la masacre de los Jesuitas, como la masacre del Sumpul.
En ese sentido se tiene que cumplir con la sentencia y tiene que haber una Ley de Reconciliación de acuerdo a lo que se ha planteado pero que lo hagan en orden, sin prisa y respetando y tomando en cuenta a los distintos actores de ese nuevo juego del poder político.
La gobernabilidad tiene que darse en un nuevo equilibrio de poderes, y el equilibrio ya no está entre la guerrilla y Fuerza Armada, la gobernabilidad está en el consenso de las nuevas fuerzas sociales que han surgido y los nuevos sujetos políticos que han irrumpido en la vida política nacional, porque los sujetos: militares, coroneles, guerrilleros y comandantes son los mismos, pero las reglas del poder son distintas, entonces, cómo jugar la nueva gobernabilidad, ese es el punto.
Hay delitos de lesa humanidad que no deben prescribir y ninguna ley de amnistía ni de reconciliación debería de tomarlos en cuenta.