(Por: Francisco Parada Walsh)
Se ordena al AMOR que sustituya al AMOR. Se ordena al amor que sustituya al odio. Se ordena que el ulular de una ambulancia sea sustituido por el canto de la chiltota y del torogoz. Se ordena al rojo de la sangre fraterna convertirse en el tornasol pecho del torogoz.
Se ordena a las lúgubres coronas que engalanan al hermano que se va, se conviertan en flor de izote para alimentar al hambriento.
Se ordena que la muerte se convierta en vida. Se ordena que la desesperanza se convierta en esperanza para alcanzar un país mejor. Se ordena que la tristeza dé paso a la alegría fecunda donde rostros felices iluminen al sol.
Se ordena que la violencia se canse, se jubile y dé paso a la inocencia que se dibuja en la sonrisa de un niño.
Se ordena al árbol talado dar hermosos frutos que pobres y ricos puedan comer. Se ordena a los ríos inmundos que dejen correr aguas cristalinas cual pulcros espejos para que en su reflejo, podamos contemplar la verdad.
Se ordena que la soberbia dé paso a la humildad. Se ordena a los colores políticos que sean el azul y blanco de nuestra bandera nacional. Se ordena que la angustia del migrante se convierta en tierra fértil para labrar tierra salvadoreña.
Se ordena que la venganza ceda el paso al amor fraterno. Se ordena que los pétalos de la rosa vuelen cual libres colibríes y perfumen el revanchismo para que El Salvador sea el país de todos y no de unos pocos. Se ordena a la lluvia caer al cielo y que ángeles lluevan y sean los frutos que el país merece.
Se ordena a la Libertad luchar como fiera herida y gritar al mundo que somos un país libre. Se ordena a La Paz ser nuestra invitada eterna, nuestra invitada amada, nuestra invitada de honor.
Se ordena a la unión a que se abrace fuerte, digna y que, silenciosamente arrope al invisible. Se ordena a San Miguel Arcángel que blanda su amorosa espada y rompa las cadenas de odio.
Se ordena a Nuestra Señora de Santa Ana a que interceda ante nuestro Señor para que encontremos esa esquiva paz que, parece no merecemos. Se ordena a San Vicente Ferrer a que ame a sus trece hermanos. Se ordena al Divino Salvador del Mundo a que implore por los desempleados.
Se ordena a nuestra bandera a que libre y soberana cante al mundo que somos hermanos. Se ordena a Rafael Barraza Rodríguez a que descanse en paz. Se ordena al triángulo equilátero a que se pose firme y majestuoso y nunca se convierta en un miserable símbolo amorfo.
Se ordena a la cordillera de cinco volcanes a que se amen, se respeten y que, ese llanto perpetuo sea una erupción de justica y hermandad. Se ordena al arco iris, símbolo de la paz a que brille más intensamente que nunca. Se ordena al gorro frigio a calentar el alma de propios y extraños.
Se ordena a la leyenda “15 de septiembre de 1821” a que sea un decreto y una realidad. Se ordena a la leyenda “República de El Salvador en la América Central” que dé paso a la “República de América en El Salvador central” y que su dorado color brille como el sol en el corazón de mi pueblo. Se ordena a la leyenda “Dios, Unión, Libertad” clavarse en el corazón de cada salvadoreño y sea Dios nuestro guía, la unión, nuestra fuerza y la Libertad nuestro derecho.
Se ordena a los cinco pabellones de El Salvador a convertirse en un único pabellón llamado Dios. Se ordena a las dos ramas de laurel aromar el camino del errante. Se ordena que el amor sea sustituido por AMOR. Se suplica a Dios que nos ame hoy más como nunca, se suplica a la unión manifestarse en cada salvadoreño, se suplica a la libertad ser nuestra morada y nuestro derecho inmortal. Se ordena al AMOR que sustituya al AMOR.