(Por: Róger Hernán Gutiérrez*)
Como ha iniciado todo en este nuevo ejercicio de gobierno, el efecto mediático parece ser la fuerza de la nueva idea, y es también la aureola en la gestión del actual Ministro de Trabajo, veamos a continuación un balance en el primer mes de trabajo.
La expectativa de quien iba ser la persona en la cartera de trabajo, podría significar el éxito de la tarea, cumplir con realmente armonizar el capital y el trabajo y que las personas trabajadoras en el período (2019-2024) tendrían una categoría que jamás tuvieron.
Lo primero, hacer aspavientos sobre la convocatoria con los sectores laborales—reunidos en 5 grupos—donde lo medular expresado fue que el Ministro cumplirá la misión de ser un árbitro y no inclinarse como en tiempos de ARENA con los empresarios y en el pasado con el partido. Y que reactivaría el Consejo Superior del Trabajo, y del sistema de pensiones; además de que retiraría los proyectos de ley relativos a la materia laboral en la Asamblea Legislativa, para discutirlos con el sector laboral, y alcanzar consensos. Parecería bien, pero igual se reunió con el sector patronal y su actitud y comportamiento fue de un obrero patronal.
No hubo despidos en la cartera de trabajo—pero habló de asuntos oscuros en el anterior periodo sobre supuestos acosos a las empresas, así como inspecciones laborales dolosas. También que seguiría el debido proceso, sin embargo nada hizo al respecto de los despidos en CAPRES, por la supresión de unidades, donde claramente no ha existido el debido proceso. En consecuencia por un lado hay un discurso que genera expectativa y, por otro una práctica inconsecuente con la expectativa inicial.
Por qué actuó así, por la consigna impuesta “volver atractivo al país, trabajar mayores inversiones y mejorar el problema de la falta de empleo”. El asunto entonces es fortalecer el clima de negocios, y afianzar al sector empresarial que mantiene una demanda en la OIT, sobre violaciones a los convenios 144, y de libertad sindical, en tanto se hicieron “maniobras” por el gobierno anterior, para sacar al sector privado de algunas instancias tripartitas y, el país ha estado en sancionado por actuar de esa manera. El propósito por tanto fue asistir a la Conferencia Internacional de la OIT, convencido que con la ANEP se iban a disponer de cabildeos para ir sacando al Estado salvadoreño del problema denunciado desde 2015.
Sin embargo, mucho de los asuntos en el país, también tienen que ver con el grado de violencia laboral existente, los casos de despidos en CAPRES, tienen a su base violencia por la forma en que se han suscitado—personas que sus derechos han sido conculcados—Hay acosos laborales y sexuales en los diferentes lugares de trabajo, maquilas, comercio, banca, instituciones públicas, etc; y la conferencia tenía como objetivo la discusión de un nuevo convenio sobre violencia en el mundo del trabajo, el C190. No obstante el Ministro de Trabajo y Prev. Social en representación del gobierno de El Salvador se abstuvo, y la empresa privada votó en contra. En un pequeño espacio decisorio se muestra la clara división de intereses con los que el Ministro Castro deberá lidiar.
Es así que la promesa de reactivar el Consejo Superior del Trabajo y darle la viabilidad que hasta ahora no se ha podido, dependerá de las habilidades negociadoras del Ministro, también a esto se incorpora los del salario mínimo, que en mucho fue una de los pocos aspectos laborales positivos del pasado, y donde el Ministro tiene un problema, pues está pactando un nuevo proceso desconociendo la situación. La última jugada destituir al Presidente de dicho Consejo Nacional, ya antes del 31 de mayo se tuvo la renuncia de los representantes de Economía y de Agricultura.
El reglamento habla que mientras no se elijan nuevos concejales, los actuales seguirán ejerciendo el cargo, lo complicado es que el sector empresarial no asumió sus cargos por no estar de acuerdo con los procesos llevados a cabo y con la decisión de aumentar el salario mínimo a 300 usd. Y según los intereses que se manifiestan al pactar el aumento insignificante del salario mínimo, lo bueno es que se habla de asesoramientos técnicos, el problema es que la situación no tiene ese carácter, sino es político.
Por último la idea de estructurar el Instituto de Formación Sindical, nos parece de lo mejor, lo complicado es su financiamiento, su infraestructura, programa y, además la situación de la globalización económica está dando pie a que el sindicalismo de un salto de calidad que por hoy no tiene condiciones. El asunto de la revolución industrial 4.0 y la guerra de mercado por la digitalización, la robótica, la biotecnología y otros esfuerzos tecnológicos (5G), generarán retos para el sindicalismo, y la cartera de trabajo aun marca deficiencias y opacidades no muy convenientes para enfrentar el período.
*Sindicalista salvadoreño