(Por: Gerardo García)
El Salvador es un país que desde los acuerdos de paz se ha caracterizado por mantener la predominación de las ideologías políticas de derecha e izquierda, en donde la característica principal es que la cúpula de los partidos defina como harán las cosas los políticos, quitándole la facultad al pueblo de ser escuchado y atendido.
Según el artículo 218 de la constitución reza “Los funcionarios y empleados públicos están al servicio del Estado y no de una fracción política determinada. No podrán prevalerse de sus cargos para hacer política partidista. El que lo haga será sancionado de conformidad con la ley”, lo cual hoy en día no se le da fiel cumplimiento por los intereses retrogradas que persisten en los intereses políticos y económicos de cada partido político.
El juicio político se ha convertido en la nueva arma para aniquilar a todas las personas políticas que quieren en verdad democracia, y no autocracia política; es que los intereses políticos y económicos de cada partido político conllevan a estas diferencias, se profundizan aún más cuando hablan de renovar con caras frescas sus estructuras partidarias y disfrazan las nuevas caras de renovación y son lo mismo. (La misma película solo que con actores diferentes).
Actualmente nuestro país atraviesa un momento clave para la democracia, después de 30 años de bipartidismo, el 3 de febrero del presente año se rompió, lo cual condujo a que los ciudadanos a partir de ese momento ya no ejerzan el voto identificándose en si con ideología en particular, sino con una persona, dejaron de ser un objeto político y pasaron hacer un sujeto exigente y critico razonable.
Esto llevó a una severa crisis interna a los partidos mayoritarios que aún no entienden el mensaje que les envió el pueblo el 3F, lo que derivó en fuertes críticas y decepción de parte de algunos de sus militantes. Por un lado en ARENA 4 diputados (Felissa Cristales, Milena Mayorga, Gustavo Escalante y Arturo Magaña) enfrentan procesos disciplinarios dentro de su partido, demandados por incumplimiento a los principios del partido y falta de confianza, debido a que estos 4, su forma de votar es diferente a la de su fracción, ya que promueven la defensa del medio Ambiente, apoyan al actual presidente en materia de seguridad, exigen la renovación de su partido, cambio al protocolo legislativo y están listo para apoyar las iniciativas del Ejecutivo, lo cual no está de acuerdo su partido, por lo que les abrió un proceso que puede llegar hasta la expulsión, recordando que ARENA en 2009 expulsó a 12 de sus diputados de donde surgió GANA y en 2013 expulsó 4 que se quedaron a diputados independientes. La derecha no logra superar estos impases.
El FMLN ganó en 2014 la presidencia para su segundo periodo pero su liderazgo fue reprobado por mala gestión gubernamental, en los momentos más duros y críticos del país, el presidente no estaba, cuando tenía que comunicar los logros del gobierno se escondía y cuando tenía que responder a las críticas mandaba a sus subalternos, esto representó un desgaste total, al punto que uno sus miembros y exalcalde de los municipios de Nuevo Cuscatlán, San Salvador y ahora presidente de la República Nayib Bukele manifestó que en El Salvador no tenía presidente, inmediatamente la cúpula roja instauró un juicio político para expulsarlo el 10 de octubre de 2017 de sus filas. Esta expulsión no midió sus consecuencias, ya que BUKELE no se quedó de brazos cruzados fundó el partido NUEVAS IDEAS, no pudo participar con su partido por falta de tiempo y plazos legales, por tanto optó por el CD, el cual fue cancelado y no le quedó otra que irse a GANA, el pueblo le da un castigo enorme al FMLN el 3 de febrero de 2019 otorgándole la presidencia a Nayib Bukele y el frente pasó al tercer lugar con pocas probabilidades de poder resucitar en la política salvadoreña.
En el campo internacional el juicio político se instauraron en América Latina afectando a las tendencias políticas de izquierda como estrategia de Estados Unidos con el objeto de evitar la expansión de esta ideología a toda América y lograr su presencia en todo el mundo sin obstáculos, llevando a cabo las destituciones de presidentes como DILMA ROUSSEFF en Brasil la cual no ha sido condenada por algún delito de cual se sospechó para enjuiciarla, lo mismo pasó con Fernando Lugo, de Paraguay en 2012 y actualmente la senadora, candidata a la vicepresidencia y 2 veces expresidenta de Argentina Cristina Fernández de Kichtner quien desde hace dos años se le está imputando delitos con la finalidad que no vuelva a alcanzar el poder por la vía democrática.