Francia e Irlanda se oponen a ratificar el acuerdo entre la UE y el Mercosur debido a la política ambiental de Brasil.
Según Macron, Bolsonaro le ha mentido. El hijo del presidente, el diputado Eduardo Bolsonaro, lo llamó «idiota»
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció esta semana su intención de enviar al Ejército a la Amazonia para combatir las llamas que se esparcen con voracidad en la Amazonia y otros Estados brasileños. Mientras los aviones hidrantes y las fuerzas se alistan, el Gobierno de ultraderecha ya se encuentra envuelto en una guerra retórica con Francia y otros países de la UE por las consecuencias ambientales de su política. Emmanuel Macron advirtió de que bajo las actuales condiciones París se opone al acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur. «Dada la actitud de Brasil en las últimas semanas, el presidente de la República señala que el presidente Bolsonaro le mintió en la cumbre de Osaka (G-20)». El primer ministro irlandés, Leo Varadkar se pronunció en el mismo sentido.
La «mentira» tiene que ver con los supuestos compromisos con la lucha contra el cambio climático del capitán retirado. En rigor, Bolsonaro está alineado con Donald Trump en ese tema medular y en más de una ocasión hizo saber de su deseo de retirar a Brasil del Acuerdo de París. Pero los 76.720 focos de incendio desatados en el gigante sudamericano, un 85% mayores que en el 2018, se han convertido en un problema que va más allá de sus fronteras. Cuando el pasado jueves Macron hizo saber su voluntad de discutir en el marco del G-7 el desastre ambiental brasileño, Bolsonaro dijo que su homólogo francés busca un «beneficio político personal» que «evoca una mentalidad colonialista fuera de lugar en el siglo XXI». Su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, a quien quiere ver como embajador en Washington con la bendición de Trump, puso en su boca lo que su padre no se atreve a expresar en público. «Macron es un idiota«.
Antes de que el diputado soltara la bravata y en medio de los últimos preparativos de la cumbre del G-7, la cancillera alemana, Angela Merkel, había considerado que la situación en la Amazonia reclamaba una solución «urgente». El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, también se pronunció a favor de discutir el asunto a la cumbre. La ultraderecha brasileña espera que Trump saque en Biarritz la cara por ellos.
Malestar interno
El malestar con la negligencia del Gobierno frente al desastre crece también con fuerza dentro de Brasil. Marina Silva, exministra de Medio Ambiente de Luiz Inácio Lula da Silva, de quien se distanció por no afrontar con la fuerza suficiente la deforestación, calificó la ola de incendios de «crimen contra la humanidad». La voz de Marina tiene un peso especial: ella acompañó desde un primer momento a Chicho Mendes, el activista que en 1988 pagó con su vida la lucha pacífica contra la extracción de madera y la expansión de los pastizales sobre el Amazonas. «A lo largo de la historia de Brasil hemos tenido coyunturas difíciles, pero esta es la primera vez que fue alimentada práctica y oficialmente por el Gobierno«.
La prensa empieza a observar el desastre con unanimidad crítica. «La retórica de Bolsonaro sobre el Amazonas pone en riesgo la biodiversidad, la imagen y los negocios», dijo ‘O Globo’, el diario carioca que apostó por el capitán retirado en las elecciones del 2018. Para el columnista del diario paulista ‘Folha’ Vinicius Torres Freire, el Gobierno «derrumbó» en pocos meses «dos décadas de mejoras en la imagen internacional de Brasil con respecto al medio ambiente». Con Bolsonaro ha comenzado desde la campaña electoral que lo llevó al poder «la deforestación de la razón y las instituciones, al igual que el incentivo al espíritu de destrucción».
La NASA también contradice a Bolsonaro
Jair Bolsonaro despidió a las autoridades del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) por haber divulgado las imágenes del desastre ambiental. La NASA ha llegado a conclusiones más espantosas: la deforestación brasileña es un 84% más alta que el año pasado. Douglas Morton, el jefe del Laboratorio de Ciencias Biosféricas en el Centro de Vuelo Espacial Goddard en Maryland, ha señalado que el fuego tiene que ver esencialmente con la tala de bosques poco profundos y no con la limpieza de pastos o la quema de rastrojos. «No hay suficiente combustible para generar esas columnas de humo si solo se trata de limpiar el pasto», enfatizó. De acuerdo con Morton, citado por el diario paulista ‘Folha’, la última vez que los satélites de la NASA detectaron una situación parecida se remonta al periodo 2002-2004, cuando la deforestación anual superaba los 20.000 km² por año y encendía las alarmas del ambientalismo.