¿Y la administración del trabajo en qué ha cambiado?

(Por: Róger Hernán Gutiérrez*)

Definamos a que nos estaríamos refiriendo como administración del trabajo, fue definida en el Convenio nro. 150 de la OIT como “actividades de la administración pública en materia de política nacional del trabajo». Ahora bien y la política nacional de trabajo, está siendo administrada por el actual Ministro de Trabajo, Rolando Castro. Acá hay varias debilidades, la primera que aún no se sabe mayor cosa sobre la política nacional de trabajo—se expresó por parte del Ministro de Trabajo que venía a equilibrar la balanza, no iba a tenderse ni hacia los ligados a partidos políticos (empresarios y sindicatos), como tampoco a quienes estaban vinculados a poderes fácticos (grupos económicamente dominantes); y el asunto de una visión del trabajo, bastante disminuida, menoscabada y ligada a una concepción explotadora en la producción de bienes y servicios y; de anulación histórica de las libertades sindicales.

Debe ser una administración del trabajo que sea responsable por todos los aspectos relacionados con la formulación y aplicación de políticas laborales nacionales. El financiamiento adecuado de la administración del trabajo es necesario para mantener y fortalecer esta herramienta tan importante para el desarrollo. Y el hecho que tenga un presupuesto bajo, desde hace varias décadas, y que el propio Ministro hable que 16.4 millones anuales no le van alcanzar, responde a ello. A esto sumemos que la libertad sindical se manifiesta restringida y de manera discrecional para unos en detrimento de otros, haciendo a un lado la legislación nacional e internacional al respecto.

El Ministro llegó, ha introducido un número importante de personal, no ha “despedido” a nadie, ha quitado algunas funciones y anulado algunos privilegios, ha marcado la cancha lo que ha derivado en una política institucional cerrada de atención a las personas y organismos usuarios del Ministerio—veamos hoy las dificultades en el acceso al despacho y a las direcciones– ello ha atrasado y hecho más lentos los servicios y procesos de administración del trabajo. Lo que ha sembrado el Señor Ministro es más desconfianza e impulsar personas y grupos diversos que no logran cohesionarse en una sola visión del trabajo institucional.

El Ministro se ha quejado de una inspección dolosa—pero no hay procesos aún introducidos en la Fiscalía—ha visitado fábricas no sabemos si al azar o de manera connivente con el sector privado. El Ministro aún no ha recuperado ningún anteproyecto de ley que permita retroceder e iniciar un proceso de ley más transparente, más dialogado y negociado—veamos el asunto de la ley del servicio público—Ha ido a Ginebra (sede de la OIT), a manifestarse en una postura ambigua sobre el tema de la violencia en el mundo del trabajo; y ha realizado una especie de acción mediática de “lavar la cara al país” acusado por diversas quejas en materia de libertad sindical. Hasta hoy el país sigue sumido en un proceso negativo y no se ve por ningún lado una acción coherente que enrumbe hacia una administración del trabajo más exitosa y eficiente.

En ese marco de una administración del trabajo, que administre una política laboral clara, no ha iniciado el proceso de revisión del salario mínimo, lo que está implicando una labor dolosa, pues la tripartita Consejo Nacional del Salario Mínimo, está esperando su reactivación para iniciar la discusión de las propuestas que quedaron introducidas antes del 31 de mayo. Qué se requiere, elegir a los delegados gubernamentales de Trabajo, Economía y Agricultura y Ganadería, sin embargo el gobierno en general aún no reacciona a las responsabilidades que le son inherentes; y el Ministro de Trabajo no ejerce el liderazgo que le faculta la ley. Sin embargo si ha pretendido inmiscuirse en el campo de la salud, donde los consorcios de galenos y las farmacéuticas, entre otros grupos empresariales como proveedores, mantienen intereses obscuros en perjuicio de una mejora sustancial en el derecho a la salud, en servicios médico – hospitalarios, dotación de medicamentos, servicios de laboratorio, cobertura de subsidios, por enfermedad y riesgos profesionales, derecho de maternidad, atención de la niñez y adolescencia; y en la medicina del trabajo aún muy precaria.

Ha pretendido desarrollar un discurso en el marco de la flexibilidad laboral, impulsando centros de llamada con horarios flexibles; no se sabe si lo hará pagando extraordinariamente (de mutuo acuerdo), o son sub contrataciones, parece ser que se inclina por flexibilizar los horarios y la jornada laboral, y hacerlo en su propia administración envía un mensaje al sector empresarial, que lo pueden hacer, aun cuando se viole la constitución y el código de trabajo.

Hay una administración del trabajo que cambia, pero en pro de los intereses de los poderes económicamente dominantes que no quieren invertir en el mejoramiento de empleos, salarios y de condiciones de trabajo, para el bienestar familiar.

*Sindicalista salvadoreño

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