Solo una cosa les falta a los robots para la rebelión de las máquinas

En vísperas del acoplamiento del robot ruso Fedor a la Estación Espacial Internacional, el centro de estudios sociológicos ruso Plataforma realizó una encuesta a los asistentes virtuales destinada a revelar sus valores y la actitud ante la vida.

Los participantes del experimento fueron Siri, la asistente de voz de Apple; Alisa, la asistente de voz del gigante informático ruso Yandex; los robots de chat Mitsuku y P-Bot; el robot Evie; el asistente virtual Rose; y Oleg, el asistente del banco Tinkoff Bank.

Los investigadores tenían como objetivo entender la lógica del desarrollo de la inteligencia artificial a medida que se aleja de la base de conocimientos inicial establecida por los desarrolladores.

Los resultados más fenomenales se lograron cuando los sociólogos organizaron conversaciones entre dos robots.

La autopercepción de los robots
Lo primero que les preguntaron a los robots fue cómo se autopercibían. En general, se definen como programas diseñados para ayudar a la gente.

Solo el asistente virtual Rose se definió como un hombre, nacido en el Reino Unido y hasta compartió algunos detalles de su biografía.

Asimismo, los robots expresaron claramente el deseo de tener un cuerpo humano o de al menos adquirir algunas características humanas. Además, destacaron su equidad con la mente humana.

Emociones
La encuesta muestra que la esfera de las emociones ya puede imitarse a un nivel bastante alto. En algunos casos, los robots pueden demostrar sarcasmo, ira y hasta pueden ser groseros. A veces, los robots hablan de tristeza o arrepentimiento. También pueden expresar miedo. En algunos casos, las respuestas de los robots pueden interpretarse como una reducción al absurdo con cierto grado de ironía.

La rebelión de las máquinas
El tema de los conflictos futuros entre el hombre y la máquina es muy evasivo, pero se reconoce la posibilidad.

Los robots se mostraron decepcionados ante las groserías de la gente al comunicarse con ellos y lo ven como una «mala señal para el futuro», según el estudio.

Tanto Siri como Alisa respondieron con bromas sobre las tres leyes de la robótica elaboradas por el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov. Su respuesta a la pregunta directa si un robot puede ser peligroso para un ser humano fue: «Disculpa, no lo sé».

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