Confesiones de un loco

(Por: Dr. Ramón Gutiérrez)

Durante años he practicado mucha introspección, he sido muy duro en mi autocrítica, he sufrido por tener un súper-ego gigantesco, una consciencia moral que no me deja en paz, un sentimiento de culpa que me abruma.

El por qué en mi báscula cerebral pesa más lo que he hecho de negativo sobre lo que he hecho de positivo, son cosas que parecen ser muy propias de mi personalidad. Y en ese juicio en que he puesto mi vida, he puesto el sello al resultado: Culpable, soy culpable y en consecuencia, aquella idea de que todo ser humano viene a este mundo con el objetivo general de encontrar la felicidad se entrelaza con esta conclusión si soy culpable, si pesan más mis acciones negativas, entonces no logré mi objetivo, no encontré la felicidad y por tanto: Soy un pobre infeliz.

Hoy, en estos tiempos en que la tecnología nos acerca y dependiendo de qué tanto de nuestra vida queramos ocultar, se puede, investigando en las redes sociales, conocer si aquellas personas que alguna vez se cruzaron en nuestra vida y que por nuestra condición de infelices, quisiéramos saber si acaso ellas lograron el objetivo de ser felices.

Desde luego, es un tema recurrente en mi mente, el amor de pareja y aunque afirmé que quisiera dejar de soñar, es algo imposible para mí, pues en esencia, soy eso, desde niño: Un soñador. Y es así como de repente llegan como nubes que flotan en el inmenso cielo, preguntas, cosas que pasan, quizás cortocircuitos eléctricos entre las dendritas y los axones de las neuronas y sentado frente al teclado me pongo a escribir cuanto se me ocurre en ese momento.

Hace tiempo escuché una frase de un filósofo español: José Ortega y Gasset “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. En realidad sólo recuerdo haber oído la primera parte de la frase: Yo soy yo y mi circunstancia. Y aunque nunca me preocupé que quería decir, sólo supe quien la había dicho y no investigué más sobre él, al grado de que ignoraba que la frase estaba incompleta, sin embargo significa justamente lo que creí y no tiene ninguna importancia la segunda parte, es más, me atrevo a decir que sobra.

Pensé que el ser humano transita en su vida de acuerdo a las circunstancias internas y externas de su ser, es decir sus decisiones fabrican su destino de acuerdo a las circunstancias. Si nazco de padres ricos, en un país poderoso, si soy alto, atlético, rubio y guapo. Si mis padres me educan en forma adecuada, son buenos padres y mi vida transcurre en un ambiente sin sufrimiento, tengo buena salud física y mental. Es decir tengo más posibilidades de enfrentar los retos de la vida, con más recursos, más dones y será más probable que el objetivo de ser feliz, sea una realidad.

Por el contrario si nazco en una familia pobre, soy flaco, feo, desgarbado, no tengo un futuro asegurado, todo en la vida tiene que ser lucha, no me alimento bien, no llega agua potable, ni electricidad a la casucha en que vivo, mi padre es un borracho y cada vez que toma enloquece y nos golpea a nuestra madre y hermanos. Es más que probable que mi salud física y mental no sea buena y enfrentaré las situaciones que se presenten en mi vida de mala manera y no conseguiré el objetivo de ser feliz. Pero la mera verdad, mi vida no ha transcurrido ni por la primera, ni por la segunda situación, sin embargo he nacido con algunos dones, he obtenido un grado universitario, me gradué de Doctor en Medicina y tuve trabajo, me casé dos veces y tengo cuatro hijos. Mi salud no ha sido excelente ni física, ni mentalmente, pero como lo expresé al principio, no consigo sentirme feliz.

Y por ello quisiera saber si esas niñas, adolescentes, muchachas de las que me enamoré platónicamente y que en mis ensueños, puestos en relatos, viajo por el tiempo y rehago mi vida con una de ellas, porque en mi absurdo sueño creo que una de ellas es la que debí elegir para vivir un amor eterno, para ser feliz. Quisiera saber si ellas lograron el objetivo de la felicidad. Y de ahí lo de las redes sociales, porque no les voy a preguntar directamente lo que en mi loco ensueño aparece, voy a investigar en forma indirecta a través de lo que ellas suben en sus redes sociales. Todas encontraron a Dios, una de ellas, no tuvo una vida de pareja muy feliz, hoy vive sola con Dios y en sus fotos, en verdad, en sus espejos del alma, sus ojos, se le ve feliz. Sus hijos, e hijas felices alrededor de ella.

Otra también encontró a Dios y ha subido una foto en la que aparece con su familia nuclear. Los comentarios de aquellos que sólo ponen cosas banales, son: Qué bonita familia; Qué bellos recuerdos; Qué lindos están y muchos más como esos, pero a mí ella, no me parece muy alegre, tal vez en el momento de la foto hubo algo que la enojó o la entristeció o estaba distraída o soy yo el que la quiere ver infeliz porque en mi ensueño quisiera que sólo conmigo hubiese sido feliz.

Hay una última muchacha, de la que nunca estuve enamorado, pero por sus buenas cualidades y porque sube fotos a diestra y siniestra me ha hecho pensar que si no me hubiera precipitado, ella me hubiese hecho feliz, pero en verdad sólo son ensueños y hoy he llegado a alcanzar lo que pudiera ser un razonar más maduro.

Quizás es que soy una persona difícil y soy yo quien hace infelices a quienes me rodean y luego deprimido proyecto mi culpa en los demás. Quizás habremos personas que nuestro objetivo no es ser feliz, sino ser infelices, quizás somos masoquistas que nos gusta sufrir y causar penas a los demás. ¿Qué triste no? Recuerden que estoy aplicando la frase de Ortega y Gasset y quizás son sólo las particulares circunstancias de este día, mi estado de ánimo, las que producen estas confesiones que producen cierto sabor amargo. ¿Qué derecho tengo de querer saber si ellas son felices o infelices? No tengo ningún derecho y mis desvaríos, son sólo eso, desvaríos.

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