De forma vergonzante Donald Trump despidió por Twitter a John Bolton, un guerrerista que estaba en desacuerdo con los diálogos en Afganistán, Irán y Corea del Norte y que pujaba por la intervención militar de EE.UU en Venezuela. ¿Qué viene ahora?
John Bolton con sus posiciones radicales y guerreristas estaba claro que duraría poco como consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, informó que debido a desacuerdos con muchas de las sugerencias de Bolton pidió la renuncia del funcionario. Bolton fue reconocido como uno de los temidos halcones de guerra del gobierno estadounidense ya venía siendo relegado desde su fracaso en el fracaso de sus erradas jugadas contra Venezuela y últimamente opositor del diálogo en Afganistán.
Pero esta no fue la única fricción con Bolton. Su oposición a un acuerdo nuclear con Corea del Norte y a un compromiso de diálogo con el gobierno de Irán, con quien, según medios extranjeros, Trump celebrará una cumbre pronto, también influyó en la decisión de su despido. A Bolton no le gustaba el acercamiento que su superior tenía con el líder norcoreano Kim Jong-un e incluso no acompañó a Trump a su viaje a la frontera coreana en julio. Tampoco compartía la disposición del mandatario de reunirse con el gobierno de Teherán. De hecho, la tensión entre el presidente y su consejero se agravó el día en que Trump decidió suspender un ataque aéreo contra Irán este año que tenía el respaldo de Bolton, quien además rechazó recientemente la propuesta del presidente de integrar a Rusia al grupo del G7. Poco a poco, estas posiciones le valieron un lugar más alejado de los oídos de Trump, pues se fue convirtiendo en el consejero al que no quería escuchar.
El perfil guerrerista de Bolton ya no tenía cabida en un gobierno que ha buscado diálogos con sus adversarios y que además busca cuidar a su electorado de cara al 2020. El mismo Trump se había quejado de que Bolton estaba dispuesto a llevar al país a una nueva guerra, cuando una de las promesas de su campaña en 2016 fue no entrar en un nuevo conflicto en el exterior. “Si fuera por John estaríamos en cuatro guerras ahora”, dijo el presidente, según informó un funcionario de la Casa Blanca. El secretario de Estado, Mike Pompeo, había dicho que la inflexibilidad y las opiniones de línea dura de Bolton eran corrosivas para la administración, mientras oficiales militares y funcionarios del Departamento de Defensa mostraron su alarma por las solicitudes que hizo el consejero de planes de guerra de contingencia.
Por ello, incluso algunos republicanos se alegraron con la salida de Bolton. “La amenaza de guerra en todo el mundo cae exponencialmente con John Bolton fuera de la Casa Blanca. Creo que su defensa del cambio de régimen en todo el mundo es una visión ingenua, y creo que el mundo será un lugar mucho mejor con nuevos asesores del presidente”, dijo a los periodistas el senador Rand Paul, republicano de Kentucky.
Bolton, quien durante el gobierno de George W. Bush fue un firme defensor de la invasión de Irak en 2002, ha sido un diplomático que ha dicho que la Organización de Naciones Unidas “no existe” y que defiende el derecho a un “ataque preventivo” contra Corea del Norte. Siendo un escéptico del multilateralismo, su tiempo dentro de la Casa Blanca le permitió organizar la retirada del país de varios acuerdos internacionales. También se convirtió este año en el rostro más beligerante contra Venezuela, amenazando a Nicolás Maduro con enviarlo a Guantánamo e incluso dejando a la vista la famosa libreta en la que insinuaba un despliegue de tropas en Colombia cuando la crisis diplomática en la región pasaba por su peor momento.
El colapso de las conversaciones de paz de Afganistán esta semana destacó una división interna dentro de la administración Trump en la cual Bolton era un actor importante. ¿Su salida puede marcar un giro en la política exterior de la Casa Blanca, justo cuando Trump busca diplomacia con sus adversarios más intratables? Si bien Trump ha manejado un lenguaje belicoso, llegó a la Oficina Oval sin querer aventurar operaciones militares en el extranjero, por lo que el próximo consejero de Seguridad Nacional, que será nombrado la próxima semana, podría ser alguien que vaya por su nueva línea de diálogo.