No a la burla

(Por: Yamila Berdaye)

En nuevo estudio está explicando que el acoso escolar o burla puede aumentar el riesgo de enfermedad mental. Se sugiere que puede haber diferencias estructurales físicas en los cerebros de los adolescentes que son acosados habitualmente.

Previas investigaciones sobre el asunto revelaron que la molestia infantil tiene consecuencias negativas para la salud y puede generar costos significativos para las personas, sus familias y la sociedad en general.

Pero el trabajo, publicado en la revista Molecular Psychiatry sugiere que, además, la intimidación puede causar cambios físicos en el cerebro y aumentar la probabilidad de una enfermedad mental. Erin Burke Quinlan, del King’s College London, Reino Unido y su equipo, contaron con la participación de jóvenes a los que entregaron un cuestionario y les realizaron escaneos cerebrales. El objetivo del estudio fue evaluar el desarrollo cerebral y la salud mental de los adultos jóvenes a través de cuestionarios y exploraciones cerebrales de alta resolución, tomadas cuando los participantes tenían entre 14 y 19 años de edad.

De esta manera los científicos descubrieron que una suma importante de los participantes había experimentado burlas crónicas. Luego, compararon los datos con los de jóvenes que no habían sido víctimas de ella. El análisis mostró que la intimidación severa estaba relacionada con cambios en el volumen cerebral y los niveles de ansiedad sobre los 19 años. Es así como el estudio confirma los resultados de investigaciones anteriores que vinculan la intimidación con problemas de salud mental, pero también revela algo nuevo: el acoso escolar puede disminuir el volumen de partes del cerebro llamadas núcleo caudado y putamen.

El caudado desempeña un papel crucial en la forma en que el cerebro aprende, específicamente cómo procesa los recuerdos. Esta parte del órgano pensante utiliza información de experiencias pasadas para influir en acciones y decisiones futuras. El putamen regula los movimientos y afecta el aprendizaje.

Los autores afirman que los cambios físicos en los cerebros de los adolescentes que fueron acosados constantemente explican –en parte– la relación entre la victimización entre iguales y los altos niveles de ansiedad. “Aunque clásicamente no se considera relevante para la ansiedad, la importancia de los cambios estructurales en el putamen y el caudado para el desarrollo de la ansiedad probablemente reside en su contribución a los comportamientos relacionados, como la sensibilidad de la recompensa, la motivación, el acondicionamiento, la atención y el procesamiento emocional”, aclara Erin Burke, líder del trabajo.

Los investigadores esperan ver más esfuerzos para luchar contra la intimidación en el futuro, ya que la victimización entre pares se está convirtiendo en un problema global que podría llevar a cambios físicos en el cerebro, ansiedad generalizada y a altos costos para la sociedad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.