Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipersensibilidad electromagnética consiste en “intolerancia ambiental idiopática con atribución a campos electromagnéticos”. Estas personas sufren diversos síntomas como dolores de cabeza, trastornos del sueño y fatiga, y relacionan estas dolencias con la exposición a los campos electromagnéticos (CEM) derivados de la proliferación de antenas de telefonía móvil, redes Wi-Fi, electrodomésticos, pantallas de ordenador y un largo etcétera.
Haciéndose eco de estas preocupaciones, la Comisión Europa encargó a un comité científico una evaluación de todos los datos existentes y en marzo de 2015 publicó un informe en el que se indicaba que no se tienen pruebas concluyentes de que la exposición a los CEM sea peligrosa, aunque es necesario seguir investigando, sobre todo en los que se refiere a la exposición a muy largo plazo y a los posibles riesgos de la exposición a múltiples fuentes.