¡El médico a palos!

(Por: Francisco Parada Walsh)

Es una bellísima comedia de Moliere. Nadie se imaginó que después de tantos años esa comedia farsa se volvería a presentar en el teatro de la vida en un país tan patas arriba como es La Tumba de las Aves. Es Sganarelle (sencillo leñador) que debido a los malos tratos que da a su esposa Martina, es ella quien con el argumento que Sganarelle llega a olvidar su profesión de médico y que la recuerda únicamente después de una severa tunda a cargo de Lucas y Valerio.

¿Quién es Sganarelle en la comedia salvadoreña?: Somos todos los médicos que recibimos sendas palizas por propios y extraños. ¿Quiénes son Lucas y Valerio?: Un sistema donde la perversidad se ejecuta de tal manera por engaño, traición, explotación, amenaza, sanción y el hambre. Es Sganarelle quien receta pan y vino para soltarle la lengua a Lucinda (joven doncella).

¿Qué se receta a un gremio médico cada vez más desprestigiado y vilipendiado?: Pan y Circo. Así las cosas. En un país donde se gradúan más de quinientos médicos cada año es un imposible que todos los jóvenes y auto suficientes médicos encuentren ese trabajo soñado, únicamente por ellos y su táctil. La vida no es así. Es durísima cuando se entra a la cancha de la vida, será el colega quien intentará despedazarlo, calumniarlo, botarle la plaza.

Lo mismo que vive una vendedora de tomates en las estrechas calles del centro de San Salvador cuando llega otra vendedora a ofrecer tomates y cebollas, sentirá el joven colega al ver que no hay tal Juramento de Hipócrates cuando de comer se trata.

¿Quiénes tienen mucha responsabilidad en esta maquila de médicos?: Hay muchos actores, muchísimos que el médico táctil desconoce, quizá el rostro más conocido para él sea el profesor que le da clases, tal vez alguna vez ha reconocido a su decano, pero ¡Poco sabe de su rector! Y menos de la Junta Directiva de la universidad.

Supiera el estudiante de medicina que las universidades son propiedades privadas de algunos personajes políticos con oscuros pasados y que para ese “rector” poco importa si el futuro del médico se llame frustración. Nada importa que en la maquila de médicos se gradúen centenares de jóvenes creyendo que luchará codo a codo por una plaza a licitación en base a su conocimiento y no por las perversas recomendaciones tal como se manejan las cosas en este sufrido país.

¿Quiénes son las entidades que deben sentarse y aceptar que no se puede graduar a tantos médicos pues el mercado laboral está colapsado de profesionales mal pagados?: Deben ser las universidades, el Ministerio de Salud, el Concejo Superior de Salud Pública, El Concejo Académico de regulación de la enseñanza médica y en otra silla debe estar la verdad y la justicia.

Retomo la obra de Moliere donde Sganarelle (Médico impostor) y Lucas y Valerio (Los que dan la paliza) cobran vida en este país; es el engaño que las autoridades de salud ofrecen un paraíso al incauto médico táctil cuando los que conocemos la realidad sabemos que ésta es totalmente diferente, la traición a cargo del mismo colega, la explotación sea en el sistema público donde desde joven se le empieza a practicar la eutanasia pues el contrato laboral no contempla muchas prestaciones inherentes a una sociedad justa como es afiliarse a una AFP (tema más que vergonzoso, asqueroso), la amenaza a cargo de su mismo colega que creyéndose un dios por ostentar un miserable cargo persigue a su subalterno como si este fuera un patán y vulgar delincuente cuando es al revés, la sanción es algo inherente al ADN del salvadoreño donde se vive bajo amenaza desde un Twitt presidencial a un director de un hospital (cargo muy temporal) y el hambre que es el desempleo que con toda seguridad sufrirá el joven médico.

Cuando era niño, leía un papel que mi padre tenía pegado en su puerta y le preguntaba: “Y si viene un médico aquí y no tiene que comer, ¿Qué vas a hacer?: Darle de comer; y si no tiene donde vivir, ¿Qué vas a hacer?: Darle un cuarto mientras encuentra casa”. Ese papel era El Juramento de Hipócrates con el que nací y espero morir. Como le decía a un amigo: “Ni el súper Selectos contrata a quinientos cajeros al año”.

¿Cómo puede un sistema de salud pobre de un país pobre manejado por gente pobre absorber a más de quinientos médicos pobres al año?: No puede, está atado de manos, pies y boca. Pero no es el ministerio de salud el culpable, es el negocio redondo de las universidades propiedades de magnates del mal, políticos que cambiaron la curul por lujosos sillones de cuero humano, es para que un joven piense si debe o no estudiar medicina.

¿Qué puede pasar a un país que no se gradúen quinientos médicos durante cuatro años?: Nada en absoluto. La maquila de médicos funcionó en dos sentidos: Graduar a centenares de médicos y como un total agravio: Pagarles salarios de maquila. Se debe detener este genocidio, no por mi bien sino por el del médico táctil.

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