Psicólogo salvadoreño propone en Congreso Mundial sus investigaciones sobre el tema
Por: Walter Raudales
El psicólogo salvadoreño Jorge Molina participó, recientemente, en el Congreso Internacional de Antropología, desarrollado en Vancouver, Canadá, con el tema: “The social deconstruction of grieving and the horizon of continuities. From a Biosimilar approach”. (La deconstrucción social del duelo y el horizonte de las continuidades. Desde un enfoque biosimilar). ¿Por qué un sicólogo entre antropólogos? Porque su ponencia está llamando la atención internacional e irrumpe en el ámbito académico con enorme interés.
Jorge Molina, es catedrático y ha explorado el tema de la PÉRDIDA, no sólo del duelo ante la PÉRDIDA de un ser querido, sino sobre la reacción de las personas al perder algo (cosa) o alguien (ser vivo) e inclusive en lo abstracto. Por ejemplo, ha estudiado qué pasa en nosotros cuando perdemos un empleo, un lugar, una casa, una mascota, una bicicleta, un carro, una cita y también un ser querido. A partir del estudio de casos y con interés personal en la Antropología de la Conciencia, Jorge sostiene la propuesta teórica que cuando vives un duelo o una pérdida terminas identificándote a lo perdido o a las implicaciones de esa pérdida. Académicamente lo explica desde la biología, su propuesta (el enfoque biosimilar), lo lleva a explorar dos conceptos complementarios: uno es la biodisponibilidad y el otro es bioequivalencia.
Para conocer más sobre su participación en este Congreso Mundial y sobre su quehacer intelectual y académico tuvimos una entrevista de la cual comparto algunos fragmentos.
¿Cuéntanos de qué trata todo esto de duelo y la pérdida?
Hace algunos años comencé a desarrollar conceptos desde la perspectiva del duelo y de cómo algunas personas enfrentan la muerte. Empecé a estudiar casos, no todos en forma de pacientes. Mucha de la psicología toma algunas ideas de la antropología y de la arqueología y otras disciplinas que con el paso del tiempo se han ido olvidando, Sigmund Freud se consideraba un arqueólogo de la mente. Yo me inclino más por la antropología de la conciencia. Coincidí con colegas del exterior que quisieron explorar lo que estaba descubriendo y me invitaron al Congreso de la Asociación Americana de Antropología y de la Asociación Canadiense de Antropología, ahí dicté la ponencia y participé en la mesa organizada por el Dr. Mike Anastario titulada: “Los conjuntos de regímenes médicos más que humanos (The more-than-human assemblages of medical regimes)”.
¿En qué consistió tu ponencia?
Estoy desarrollando perspectivas y conceptos que tienen que ver cómo algunas personas reaccionan ante la PÉRDIDA. Al inicio tuvo que ver con la pérdida de un ser querido, hoy busco explicaciones a la pérdida en general, pérdida de un sitio, un lugar, una mascota, un espacio. ¿Cómo asimilo la pérdida? Incluso de algo o alguien que no conozca, hay personas por ejemplo que sufren cuando muere un artista que no conocen o gente que nunca han visto. Esa pérdida impacta y se asimila. Yo como estudioso (y curioso más que nada) del tema, trato de acercarme a eso desde lo que se conoce como “biosimilares” (Estos conceptos se han tomado de la biología y del canon farmacéutico).
¿Presentas exploración conceptual, no hay todavía resultados concluyentes?
Son estudios de casos, aproximadamente más de veinte casos documentados. Lo que he descubierto es una tendencia por asemejarse a la pérdida. Algo desaparece de mí y una forma de asimilarlo tiene que ver en asemejarme a lo que asumo como perdido. Y más importante aún, no estoy buscando algo conclusivo, sino más bien que tenga el potencial de enlazarse y seguir creciendo junto a otras disciplinas.
¿Una especie de sublimación?
No tiene nada que ver con esa terminología, ni se desarrolla entorno a patologías. Me alejo totalmente de ese mundo, porque no es en el plano de personalidad, sino en una dimensión operativa. Por ejemplo, la computadora por muchos programas o aplicaciones que le instales siempre tiene un sistema operativo (el DOS), nosotros como especie tenemos sistemas operativos, yo trato de indagar en ese sistema operativo, el que está de base en la vinculación entre las especies y en lo abstracto, en esta ocasión y para esa ponencia, lo exploro desde el duelo, pero no es exclusivo al duelo. Fíjate que por eso me gusta la construcción teórica llamada “ASSEMBLAGE” (ENSAMBLE).
El ENSAMBLE son esas conexiones y ensambles que se van generando (algunas de manera espontáneas y otras provocadas), sin embargo, nosotros tendemos a analizar de manera errónea jerárquica, totalizadora, inmediata y queremos ver un orden, una estructura, y en realidad no es así, el concepto de Ensamble te permite ver que se van involucrando una situación con otra… sin jerarquía ni voluntad totalizadora, hay cadenas de vinculación resultado de fenómenos que aparecen en nuestro entorno.
¿En qué marcos teóricos fundamentas tus hallazgos?
Los filósofos franceses Gilles Deleuze y Félix Guattari, hablan mucho de esta tendencia del “ASSEMBLAGE”. En su libro: “Capitalismo y esquizofrenia” expresan muy bien acerca de la comprensión del mundo, desde lo material, lo físico, lo social, lo psíquico, lo abstracto y como los humanos y los objetos emergen de los ambientes donde están enredados. Una forma distinta de analizar el mundo, contraria a ese individualismo que nos lleva a querer ser los primeros en pegarle a la piñata y los primeros en agarrar los dulces. Este país está lleno de eso, la gente tiene una necesidad enorme de tener la razón, y peor… de imponerla.
Mi mayor reto y obstáculo, aquí en El Salvador, han sido mis propios colegas. Con excepciones claro, de no ser por Amparo Cabrera (psicóloga) y Mike Anastario (sociólogo), que creyeron en mi trabajo, mi ponencia seguiría siendo garabatos en cuadernos, notas y apuntes. Fue interesante hablar y ser escuchado, con respeto y cortesía profesional, exponer mis ideas y ver como tienen el potencial de vincularse con otros trabajos alrededor del mundo.
Ahorita estoy leyendo (empilado): Oxford Handbook of Chinese Psychology (Oxford Library of Psychology) de Michael Harris Bond, un libro sobre la sicología en China, una compilación de estudios, ahí te das cuenta que hay algo más interesante aparte de la idea totalizadora de la psique, salud mental y todos esos conceptos que la OMS (Organización Mundial de la Salud) nos plantea. El día internacional de la salud mental, todo lo que vi (en redes sociales) era gente recitando, tipo liturgia, los conceptos de la OMS, no vi nadie que dijera “para mí, salud mental es esto…”. Los chinos tienen otras aproximaciones y maneras distintas de ver las cosas, en Occidente partimos de varias divisiones en el ser humano, entre su mente y su cuerpo, por darte un ejemplo sencillo. Te das cuenta de lo que nos hemos perdido por asumir y creer que el mundo, en su conjunto, es una porción occidental, y no es así. También es importante en mi conceptualización lo que plantea la Universidad de Teherán, en Irán, y me gusta leer los avances de universidades como la de Sur África y de Tel–Aviv, me expande un poco más, te das cuenta que han avanzado mucho en su forma de producir conocimiento. Eso se lo debo completamente a mi padre Oscar Molina Lainez, quien exploró la medicina tradicional China, viviendo en ese país y estudiando allá; y a mi madre María Eugenia Aguilar Castro, quien le ha dedicado su vida entera a rescatar la sabiduría ancestral de los pueblos originarios por todo el mundo, enlazada a los Hopis, los Maori, los Mapuches y no termino si cuento todos los ensambles que hizo y sigue haciendo, también ella estuvo en China representando los saberes ancestrales, y así. Con ambos mantengo, aparte de un vínculo familiar, una relación de amistad.
Lastimosamente, en nuestro entorno la gente es más dogmática, se fanatiza con teorías que no escribió, en las que no participó y se vuelve ciega y fanática del personaje que la inventó. Pienso que anquilosarse genera atraso, te vuelves impositivo, intolerante, dogmático. Un concepto que me inspira es “Bricoleur” y también el “Bricolage” de Claude Lévi-Strauss, en su obra “El Pensamiento Salvaje”, quien plantea que puede haber una armonía entre el conocimiento mítico, el aborigen y el científico, aunque no estés de acuerdo hay una manera de convivir. Yo creo que es saludable entender ambos conceptos, interiorizarlos más bien. Por eso me gusta una frase de Jürgen Habermas que dice: «Lo que se necesita más bien es un juego de argumentación, en el cual razones motivantes reemplacen argumentos definitivos.»
Todo pensar debe tener un hacer. ¿Cuál es el polo tierra de tu trabajo investigativo y académico? O más preciso, ¿Tu ponencia y tus estudios cómo influyen en la realidad?
Total, te “ensamblas” en ella. Tu entorno afecta al cuerpo. La manera en que ahora estamos afectados por el uso de aparatos electrónicos. Mi entorno se ensambla hacia mí y al mismo tiempo yo puedo modificar mi entorno. Hay maneras distintas de vivir la PÉRDIDA.
Fijate en el trabajo de la antropóloga estadounidense Nancy Scheper-Hugues, plantea la muerte sin llanto (Death Without Weeping), a raíz de estudiar a las mujeres en las favelas en Brasil, justo hace unos días terminaba ese libro y recién ordené la nueva edición (con un prólogo nuevo y otros aportes), uno de los estudios que plantea, dice que ellas no viven la pérdida de un hijo en el primer año de vida porque todavía no es considerado una persona. Mucho de lo que nosotros hacemos lo hemos construido socialmente. La pérdida, cómo la asimilo, tiene a la base algo que ver con lo operativo, es decir, cómo llego a interiorizar esa construcción social.
Cuando fue evolucionando la medicina, la idea de morir joven era considerada una mala muerte y se catalogó socialmente lo que era morir bien y morir mal, lo que para uno puede ser morir de manera digna para otro puede ser indigno. En todo hay un ensamblaje y de él emergen otros. Ves cómo la gente aprende a ser romántica con lo que ve en la televisión, en las novelas, las de los 80s. En mi tiempo grabábamos casetes de música romántica, y adentro escribíamos poemas, es lo que ensambló en mí otra persona y ella a su vez fue producto de otros ensamblajes a su alrededor.
Pero volviendo a tu pregunta, hoy el polo tierra se lo pongo en lo literario, en la creatividad más que nada, porque sí, me interesa publicar y que en un futuro alguien que lo lea, pero me gusta más la idea de que quien lo lea, no sea exclusivamente de un ámbito académico (lleno de pedantería y egos), me llama más la atención que lo lean en el bus, camino a la casa, antes de dormir. Mi polo tierra es poder escribir lo que pienso de manera amigable y que se pueda leer con la mayor tranquilidad del mundo y de hecho, me entusiasma más el traducirlo al Nawat.
Estaría contento de poder ensamblar los conocimientos con la gente. Y poder romper esa tendencia de estar importando epistemologías del norte o de Europa, del Sur, o de Australia, lo ideal sería crear epistemologías desde el Centro de América. De enlazar mi trabajo, me interesaría hacerlo con gente como el Ing. René Núñez, con los fotógrafos Carlos Hurtado (ingeniero también) y Federico Alegría (quien se está doctorando en ciencias sociales). Explorar la dimensión del lenguaje con el Dr. Rafael Lara, y claro, profundizar en otras áreas de la antropología, quizás con el Dr. Carlos Lara y otros colegas. Me encantaria seguir trabajando con Mike Anastario, hay otros ensambles y conceptos que platicamos, y de momento se han quedado en el tintero.
En ese proceso, primero creo que es importante emancipar algunas disciplinas, y para eso, hay que estudiar a profundidad los medios de producción a los cuales están vinculadas, sin pasionismos ni romanticismos, hay que analizar el panorama económico, político, histórico y la coyuntura que les rodea a esas disciplinas, es imprescindible para conocer porqué están como están, y tal vez, identificar el rumbo que llevan, y más aún, quien lo conduce en realidad.
¿Pero el ensamblaje del que hablas no es natural, hay modelos, sistemas, personas detrás de todo ello, o me equivoco?
Creo que en todo hay una especie de construcción social. Por ejemplo, si colocamos una máquina dispensadora de gaseosas en la plaza de un pueblo, eso transforma mucho de la convivencia, desde la forma de entender el consumo del azúcar hasta muchos comportamientos. Igual, si colocas una máquina dispensadora de preservativos (condones) en una institución de educación superior o en un centro comercial, genera impacto, porque hay toda una construcción moral de la práctica sexual, asuntos que muchos consideran “éticos” y otros no, la reacción que esa máquina generaría o provocaría sería un profundo debate, y como mínimo, un meme.
¿Ya que mencionaste el libro de capitalismo y esquizofrenia cómo ves actualmente la sociedad salvadoreña?
Es una sociedad en conflicto permanente. No es necesario ser sicólogo para darse cuenta que el salvadoreño tiene un conflicto con la idea misma de ser salvadoreño y centroamericano. Está en pleito con su propia gente. Si un extranjero dice algo automáticamente le suma 10 puntos a que se lo diga un salvadoreño. Pienso que el salvadoreño ha sido víctima de un sistema económico injusto y tenemos problemas de identidad, eso es más preocupante que vivir hablando de patologías que las inventan en otros países y no tiene que ver con lo que te encuentras acá.
Creo que hay gente que no es enferma mental, sino que es enferma de la sociedad donde está. Vive en una sociedad enferma, consumista, necesita luchar contra su propia gente. La salvadoreña es una sociedad que ha venido teniendo toda una cadena de consecuencias enormes fruto de una anomia social, eso lo escuché hace años y luego recientemente, en clases, y francamente, me hace sentido. No hay normas claras de nada y las que hay, no se respetan. Hay interpretaciones de interpretaciones y navegan en un mundo de interpretaciones. No hay respeto a la experticia. Conozco gente que en un par de meses se vuelven expertos en hablar de salud mental, sin conocimiento y hay gente muy bien preparada y queda en las sombras, condenado a desaparecer, esperando un momento que nunca llega.
Parafraseando al Dr. Carlos Iván Orellana, todos los signos y tipos de violencia que citan las ciencias sociales, te los puedes encontrar en El Salvador en todos los planos: violencia física, simbólica, estructural, cotidiana, permanente y nadie hace nada, tienes ambientes laborales absurdos y enfermos, normas que no se cumplen, gente que se siente por encima de las leyes y pisotea la dignidad de los demás, hacen lo que les da la gana y eso se va repitiendo y repitiendo, sin consecuencias. Aquí todo puede suceder, TODO, cómo no te va a mantener eso en conflicto. Sin embargo, también conozco gente que en medio de esa adversidad crea, hace pintura, escribe, diseña, ríe, comparte. Hay un montón de retos en todo ese panorama, para mí, ahorita, en este punto de mi vida, el gran reto es la creatividad, esa fuerza que emerge de aquellos que hacen de su vida una obra de arte.
Fragmentos de la ponencia de Jorge Molina
«Esta búsqueda se presenta en su repetición y concentración de esfuerzos para convertirse en el biológico original al que me refiero de ahora en adelante, como entidad biológica de referencia, que puede ser humana o no humana (Molina, 2019)».
«En el enfoque biosimilar, también exploro otros dos conceptos, uno es la noción de biodisponibilidad y el otro es bioequivalencia. Existen en diferentes niveles entre organismos, desde niveles materiales hasta abstractos que coexisten sin importar su naturaleza, y participan constantemente en el contexto biosimilar (Molina, 2019 «.
«Uno de los enfoques para explorar la pérdida, y el duelo desde el enfoque biosimilar es la noción de ensamblaje (teoría del ensamblaje y el rizoma). Como un esfuerzo por comprender cómo emergen los biosimilares, en este caso, enfatizando en sus entornos, relaciones, contextos, redes e interacciones con el mundo (Molina, 2019) «.