Pese a los acuerdos migratorios o de asilo con Estados Unidos, México, Guatemala y El Salvador, la población de Honduras busca fuera de la nación mejores condiciones de vida y en lo que va de 2020 los deportados suman una cifra superior a 400.
Según críticas del Partido Libertad y Refundación (Libre) al presupuesto del Estado para el 2020, el nivel de crisis entre los hondureños se muestra en todos los indicadores del modelo neoliberal y en el dolor de los migrantes. Libre expone a través de un documento cómo seis de cada 10 hondureños están abiertamente desempleados o con subempleos y cuatro de cada 10 viven en la extrema pobreza.
El panorama social para el pueblo catracho es insoportable e inhumano, tras aumentos incontrolables del precio de los alimentos y altos costos de los servicios públicos como energía eléctrica, educación, salud y transporte.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe define a Honduras como la nación más pobre de todo el continente, una realidad de la que intentan escapar miles de inmigrantes cada año.