Según demuestra un estudio liderado por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), la actividad física se relaciona con cambios en la estructura del ADN.
La actividad física se relaciona con cambios en la estructura del ADN sin modificar la secuencia de letras de los genes, su estructura primaria, de forma que impacta en cómo se expresa la información genética, según demuestra un estudio liderado por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).
El estudio, publicado en la revista ‘Medicine and Science in Sports and Exercise’, destaca que realizar actividad de forma moderada-vigorosa, es decir, caminar a diario de forma rápida o practicar algún deporte durante, al menos 30 minutos, permite maximizar beneficios para la salud.
El ejercicio de estas características actúa sobre uno de los elementos clave en el metabolismo de los triglicéridos, que, en altas concentraciones, aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y estos cambios del ADN influyen en cómo se leen nuestros genes y en su nivel de expresión.
Han colaborado en el trabajo el Grupo de Epidemiología y Genética Cardiovascular del IMIM, el CIBERCV, CIBERESP, CIBERONC, el Instituto de Investigación Josep Carreras y la Facultad de Medicina de la UViC-UCC.
El coordinador del grupo de investigación del IMIM y último firmante del trabajo, Roberto Elosua, asegura: «Sabemos que el estilo de vida tiene un impacto en cómo se expresa la información que contienen nuestros genes, y nos preguntamos si la actividad física estaría relacionada con algún cambio en uno de estos mecanismos biológicos: la metilación del ADN».
La metilación del ADN
La metilación del ADN es un cambio químico en la molécula del ADN, sin alteración de la secuencia de letras, que determina el nivel de expresión de los genes, su capacidad para generar o no proteínas.
El nivel de metilación del ADN se ha relacionado con diferentes enfermedades como el cáncer, las cardiovasculares, la diabetes y la obesidad, entre otras.
«En los análisis hemos observado que las personas que más practican actividad física de intensidad moderado-vigorosa, presentan unos menores niveles de metilación en dos sitios del ADN», explica la investigadora Alba Fernández Sanlés, una de las autoras principales del estudio.
De hecho, este tipo de actividad es la que se recomienda a la población general para fomentar un buen estado de salud y es de la que se obtiene un mayor beneficio, según el estudio.
Alba Fernández Sanlés apunta que «uno de los genes que encontramos con cambios en sus marcas de metilación está relacionado con el metabolismo de los triglicéridos. Ya se conoce que la actividad física disminuye sus niveles, por lo que nuestros datos sugieren que la metilación de este sitio del ADN podría ser un mecanismo mediador del efecto de la actividad física sobre ellos».
Los investigadores han analizado datos de dos poblaciones occidentales, la catalana Regicor (Registre Gironí del COR) y la estadounidense Framinghan (Framingham Offspring Study).
En total, han podido trabajar con los datos de la actividad física de 2.544 personas de entre 35 y 74 años, a partir de cuestionarios validados por la comunidad científica internacional.
La metilación del ADN se estudió a partir de muestras de sangre de los voluntarios, y se analizaron más de 400.000 marcas repartidas por todo el ADN en cada una de estas personas.
Afectación del tabaco
«En estudios previos también observamos que el consumo de tabaco modifica los niveles de metilación del ADN», afirma Elosua, que resalta la importancia de promover un estilo de vida saludable que incorpore la práctica de actividad física para la prevención de las enfermedades cardiovasculares.