(Por: Ramón Gutiérrez)
Los baños son fuente de placer y tragedia, no hay nada más grato que una ducha refrescante en un día caluroso o si tienes una tina, nada más relajante que un baño en tina si te encuentras estresado. También es cierto que en los baños ocurren muchos accidentes, un hombre puede tener un infarto del miocardio mientras hace fuerza al defecar o tal vez le puede estallar una arteria en el cerebro.
La ducha se convirtió en fuente de terror después de la película Psicosis dirigida por Alfred Hitchcock y protagonizada por Anthony Perkins y Janet Leigh. Perkins es el asesino psicótico Norman Bates quien era dueño de un motel en la carretera, motel donde se hospeda Janet y cuando toma una ducha es apuñalada por el asesino Bates. Esa escena de la ducha en la cual se ve la figura traslúcida de la bella muchacha tras la cortina, la que luego corre el asesino y sólo se ve la mano con el cuchillo de cocina que se levanta y baja con fuerza una y otra vez, en aquellos viejos tiempos nos aterrorizo, se ve poco menos que nada, muy al contrario de las películas actuales en donde se hubiese visto el cuerpo desnudo de la muchacha y el loco vestido de mujer asestándole múltiples puñaladas, se vería cuando el cuchillo penetra una y otra vez en el cuerpo de la muchacha y habría borbollones de sangre, mucha sangre, pero aquella escena en que casi no se ve nada, dirigida por el maestro del suspenso nos impactó mucho más .
Desde entonces han pasado muchos años y hay ocasiones que al estar en la ducha tras la cortina, sientes algo de miedo, si has dejado abierta y sin pasador la puerta del baño por aquello de las dudas, ante la remota posibilidad de que un loco abra de pronto la cortina y te apuñale, mejor te aseguras de cerrar la puerta con todos los seguros que tenga.
Una situación atemorizante que no tiene nada que ver con el loco del cuchillo, es la posibilidad de que mientras te dejas caer el agua fresca sobre tu cara, te caiga sobre la cara, también una asquerosa cucaracha, yo me aseguro de que no halla cucarachas o cualquier otra alimaña al meterme en el espacio de la ducha. El tapón del desagüe de la ducha conecta con las vías de evacuación de las aguas negra y tiene una especie de campana para impedir los malos olores y que sea vía de penetración de cucarachas y hasta de ratas, es recomendable mantenerlo en su lugar, pero a veces al ducharse el agua jabonosa a veces se acumula y es necesario quitarlo para evacuarla.
Es frecuente que se nos olvide ponerlo en su lugar y por ahí llegan cucarachas y ratas. Cierta vez me encontraba dándome una ducha, moje bien mi cuerpo, luego procedí a enjabonarme y después nuevamente le di vueltas a la llave para que el agua me quitara todo rastro de jabón, tal como les describí antes, el agua se acumuló en el piso de la ducha de forma desagradable, procedí a quitar el tapón y nuevamente dejar correr el agua para quitar el agua jabonosa del piso, era un día caluroso por lo que nuevamente me puse bajo la regadera, no me di cuenta cuando algo salió del agujero del desagüe. Fue de pronto que vi como una especie de ameba gigante, traslúcida, a través de su membrana podían verse todos los organelos descritos en las clases de Biología, cuando aprendimos de la célula. Era una ameba gigante de unos 25 centímetros de diámetro se movía como una ameba mediante la proyección de pseudópodos y tal parecía que su objetivo era uno de mis pies. De pronto hizo un movimiento rápido, como suele verse en las películas de terror y ya envolvía los ortejos de mi pie izquierdo, sentí un intenso dolor, como si me hubiera caído ácido sulfúrico, era la acción de las lisozimas de la ameba que en forma muy rápida digería lo que incorporaba a su ser. En forma casi instantánea mi pie desapareció y la ameba duplicó su tamaño, comenzaba a devorar mi pierna, la cual desaparecía como si fuese succionada por una máquina que pulveriza las ramas que se descuajan durante una poda. Con desesperación tome el frasco plástico de shampoo y con fuerza descargué múltiples golpes sobre el horrendo animal, al parecer tenía terminales nerviosas en su membrana y los golpes le causaron dolor, afortunadamente era incapaz de digerir el plástico, por primera vez en mi vida di gracias al inventor del plástico, no me preocupo que fuera uno de los compuestos más contaminantes del planeta, seguí tirando golpes hasta que el horrible y desconocido ser se retiró por el mismo lugar por el que surgió, el desagüe.
Coloqué de nuevo el tapón, observé que conservaba sólo dos tercios de mi pierna y no sangraba, el corte parecía quirúrgico y las arterias y venas parecían haber sido cauterizadas. Cojeando salí de la ducha, abrí la puerta del baño y antes de hacer cualquier otra cosa, como pude coloqué una enorme caja plástica sobre el desagüe de la ducha y luego ya seguro que esa ameba gigante no volvería a salirse de su lugar de procedencia, me vestí, ya era un minusválido más, en este país donde abundan, ya podría unirme a las protestas que semanalmente hacen los veteranos de guerra en la plaza del Salvador del mundo. Era un minusválido más, con un muñón que debía corregirse para poder usar una prótesis, lo especial de mi caso, es que nadie me podía creer lo que contaba, mi pie y un tercio de mi pierna izquierda fue devorada por una ameba gigante que surgió del desagüé de la ducha. Llamé a mi esposa, quien trabaja en el Policlínico Zacamil del ISSS, llegó a traerme en una ambulancia, no creyó mi versión, el día anterior me despedí de ella para ir a dormir en mi apartamento de la segunda planta, contaba con mis dos piernas y pies completos.
La versión médica del cirujano ortopeda que me hizo el muñón, fue que en un brote psicótico me auto mutilé, aunque era increíble que no haya muerto desangrado e inexplicable como las arterias y venas sin estar atadas, no sangraban. Decían que por mis conocimientos médicos pude hacerlo, pero nunca fui cirujano y mi experiencia quirúrgica casi era nula. Queridos lectores. ¿Ustedes me creen? ¿Quieren, tal vez, darse una ducha en mi apartamento? Tendrán que retirar la caja plástica sobre el tapón del desagüe.