La arena la forman partículas pequeñas de minerales –cuarzo y feldespato son los más comunes– y de roca ígnea o metamórfica. También es común que contenga hojuelas de mica, las cuales hacen que brille.
Ahora, el material que constituye la arena es también el responsable de su color. Por ejemplo: Gris: cuando el cuarzo y feldespato no tienen hierro; amarillo o dorado: si el cuarzo y el feldespato tienen hierro y su oxidación logra estos tonos. Rosa: cuando tiene una mezcla de arena de cualquier color con arena roja, que son los restos de conchas de foraminíferos –bichos protistas pequeñitos pigmentados que viven en el fondo del mar–. Negra: se forma en regiones donde las rocas son basálticas debido a la actividad volcánica. Blanca: puede estar compuesta principalmente por carbonato cálcico, de las conchas de moluscos, o granito rico en magnesio y cuarzo. Verdosa: se origina por olivino erosionado de un cono volcánico. Púrpura: se debe a granate rico en manganeso. El tamaño de los granitos de arena depende de la fuerza del oleaje en cada playa: entre más suavemente llega el agua, más fina es la arena.
Otro asunto muy reiterado es el de la conservación de las playas, para lograrlo es necesario no dejar basuras en ellas, y si se practica esnórquel, no dañar los arrecifes de coral. Cuidar la flora y fauna que vive o comparte estos lugares. Evitar el abandono de bolsas de nailon, plásticos o cualquier otra cosa que pueda ir a dar al mar