El Producto Interno Bruto (PIB) de El Salvador registró un crecimiento de 2.38% para el año 2019, informó el Banco Central de Reserva.
La economía registró un menor dinamismo en los dos primeros trimestres del 2019 (1.8% en promedio), mientras que en el tercer y cuarto trimestre se recuperó, aumentando en promedio 3.0% y registrando así un alza que permitió que 2019 cerrara con una dinámica económica similar a la observada en 2018. Estos resultados evidencian una recuperación de la actividad económica en el primer semestre de gestión del actual gobierno, como resultado en general de un mejor clima de inversión y mejora de las expectativas de los inversionistas y los consumidores.
El desempeño económico al cierre del año fue resultado, principalmente, de la interacción de actividades tales como la construcción, actividades financieras y de seguros, suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado, comercio al por mayor y al por menor, reparación de vehículos automotores y motocicletas, industrias manufactureras, actividades inmobiliarias, agricultura, ganadería, silvicultura y pesca; así como transporte y almacenamiento, que en conjunto aportaron alrededor del 84% de la tasa de crecimiento anual.
En el caso del sector construcción, durante 2019 se desarrollaron importantes proyectos residenciales, comerciales y de expansión empresarial, con efectos en otras actividades como la industria manufacturera y de minas y canteras, necesarias para suplir la demanda de insumos que la construcción requiere. En cuanto a las actividades financieras, su dinámica respondió principalmente a incrementos sostenidos en la demanda de financiamiento de los hogares para consumo y compra de vivienda, y financiamiento para el sector construcción.
Dentro de la actividad de industria manufacturera, las mayores contribuciones se registraron por la fabricación de productos minerales no metálicos, de sustancias químicas, maquila de confección y de otros productos, así como la fabricación de metales comunes y productos metálicos.
Sobre los resultados del sector comercio, el Banco Central señaló que se originaron sobre todo por la apertura de nuevos centros comerciales como parte del desarrollo de proyectos urbanísticos residenciales, los cuales se encuentran acompañados de edificación de espacios con fines comerciales.
Al analizar la dinámica del PIB por el enfoque del gasto, se observa que el gasto de consumo final privado, la formación bruta de capital fijo (inversión doméstica) y las exportaciones de bienes y servicios fueron los componentes que contribuyeron en mayor medida al crecimiento económico en 2019. Las exportaciones que mostraron un mayor incremento durante 2019 fueron las de prendas de vestir; artículos de calcetería y medias; artículos para envasados de plástico (tapones, tapas y capsulas de cierre); azúcar de caña y remolacha en estado sólido, y productos de papel.
El comportamiento de la formación bruta de capital fijo estuvo relacionado con el alza en la adquisición de bienes de producción y al desarrollo de infraestructura. En tanto, la dinámica en la adquisición de bienes de capital o bienes de producción estuvo relacionada con el gasto en equipo para la transformación a energía eléctrica, utilizados principalmente por ingenios azucareros, plantas de energía fotovoltaica y zonas francas.
Proyecciones 2020
La recuperación de la actividad interna en El Salvador al cierre de 2019 se registró en un contexto internacional con crecientes riesgos a la desaceleración económica, reflejada en la menor dinámica del comercio e inversión internacionales, y que a partir de julio de 2019 ya señalaban condiciones adversas para el crecimiento mundial. Esto afectó también a la región latinoamericana, que experimentó crisis económicas y políticas en diversos países.
Basados en estos resultados, a diciembre 2019 se había proyectado un crecimiento de la economía de El Salvador para 2020 en un rango entre 2.3% y 2.7% anual.
No obstante, en diciembre de 2019 se conoció del surgimiento de la epidemia del COVID-19 en China, y entre enero y febrero de 2020 fue calificada como pandemia por su expansión y contagio en diferentes países. Los efectos de este fenómeno representan un fuerte golpe a las expectativas del crecimiento mundial, y dada su profundización, las proyecciones económicas aún se encuentran en proceso de estimación a nivel internacional.
En este sentido, el Banco Central de Reserva se encuentra evaluando el impacto sobre las diferentes ramas de la actividad económica y sobre el gasto interno y externo del país, recabando insumos de sus distintas fuentes de información. No obstante, de acuerdo con las perspectivas divulgadas por organismos internacionales, el país podría enfrentar una contracción económica en un orden superior a la crisis experimentada en 2009 que podría estar en un rango entre -2% y -4%, con información de carácter muy preliminar y dinámica que el Banco Central continuará monitoreando de forma muy cercana para contar con estimaciones más precisas.