Por: Elson Concepción Pérez
De acuerdo con estimaciones de la revista Forbes –una publicación estadounidense del mundo de los negocios y las finanzas–, «el coronavirus ha provocado que la fortuna de Donald Trump haya disminuido alrededor de mil millones de dólares», debido a que el núcleo de ella está en Nueva York, convertida hoy en un «pueblo fantasma». ¡Pobrecito Trump! pudiera exclamarse, si no fuera porque el magnate inmobiliario, con tantos millones en sus bolsillos o bancos, y por ser el timonel de la mayor potencia económica del mundo, no ha sido capaz de hacer frente al azote del covid-19 en su país. Ahora, la ciudad vitrina del imperio, se ha convertido en un verdadero camposanto por los miles que mueren, muchos de ellos por falta de dinero para pagar el ingreso o la prueba necesaria en una clínica.
Nadie puede entender en este mundo –y espero que los estadounidenses sean los primeros en no entenderlo– que en ese país falten mascarillas para proteger del virus a las personas, o que no haya suficientes camas en terapia intensiva, o falten equipos de ventilación imprescindibles para los enfermos, o, incluso, que se tengan que improvisar morgues en camiones refrigerados para quienes fallecen por el coronavirus. Los medios de prensa y muchos especialistas de esa nación aseguran que Trump y su equipo perdieron al menos un mes en asumir la gravedad del asunto.
Luego vinieron sus acostumbrados tuits, en los que escribía una cosa hoy y otra mañana o aseguraba que todo estaba controlado. Trump, en las últimas semanas, ha optado por brindar él mismo las «informaciones» sobre la covid-19 y cada día realiza una aparición ante la prensa en la Casa Blanca. Sin embargo, importantes medios estadounidenses, entre ellos The Washington Post, The New York Times y la cadena televisiva CNBC anunciaron que no cubrirían más esas comparecencias del mandatario, porque «no tienen suficiente valor noticioso como para arriesgarse a romper las reglas de distanciamiento social en medio de la epidemia». En lugar de brindar información clave y evaluaciones objetivas de la situación al pueblo, Trump recurre todos los días a las mismas tácticas de sus actos de campaña: alardear de sus logros, atacar a la prensa y burlarse de los demócratas, especialmente del gobernador de Nueva York, el demócrata Andrew Cuomo, uno de sus blancos favoritos, refleja un despacho de ap.
«Hoy en día, parece que esas ruedas de prensa no producen demasiadas noticias», dijo el editor ejecutivo de The New York Times, Dean Baquet, a The Washington Post. «La información ya no parecía ser valiosa para la importante cuestión que está en curso sobre la salud pública», agregó Baquet. Mientras, Trump no parece escuchar a quienes insisten en preguntar por qué la pandemia se ha vuelto tan catastrófica en el país más rico del mundo. Otra interrogante se hace eco en medio de tan caótica escena social: ¿Cómo es posible entonces, que el mandatario, en medio de esta muy grave situación, sí haya dedicado tiempo, junto a sus halcones, para preparar posibles acciones militares contra Venezuela y también para aplicar sanciones más severas contra los pueblos de Cuba, Irán, Venezuela, Nicaragua, Siria y otros? ¿Sabe el pueblo estadounidense cuánto cuesta a su país la enorme movilización de fuerzas navales y aéreas que ha ordenado el Presidente en mares cercanos a Venezuela? Y más grave aún, ¿sabe qué posibles consecuencias para la región y el mundo puede conllevar esa amenaza militar?.
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