Los niños pequeños y los escolares de Dinamarca marcaron este miércoles su primer día de regreso a la escuela y guardería después de cinco semanas de cierre de coronavirus. El más joven tuvo la tarea de dar los primeros pasos cuidadosos de la sociedad danesa hacia cierta apariencia de normalidad, un camino que probablemente tomará meses, a medida que el país comienza a aliviar las estrictas medidas impuestas como parte del encierro.
Dinamarca fue uno de los poco países europeos que han comenzado por primera vez a levantar las limitaciones a la vida diaria esta semana desde el inicio de la crisis del coronavirus. Están proporcionando una prueba temprana de fuego de si las democracias occidentales pueden reiniciar con cautela sus economías y restaurar las libertades básicas sin revivir la propagación de la enfermedad.
El martes, Italia, el epicentro de la crisis de Europa, reabrió algunas librerías y tiendas de ropa infantil. España permitió que los trabajadores regresaran a fábricas y obras de construcción, a pesar de un número diario de muertos que sigue siendo de más de 500. El gobierno finlandés se fijó el miércoles para reabrir las fronteras de la región meridional de Uusimaa, que incluye Helsinki, la capital. La zona ha sido sellada del resto del país desde el 28 de marzo.
En Dinamarca, el lento retorno comenzó a medida que el número de ingresos hospitalarios se mantuvo muy por debajo de su capacidad en todo el país. Para el martes, 380 pacientes con coronavirus estaban siendo tratados en hospitales daneses, frente a 535 en el pico del brote en el país el 1 de abril.
«Es mejor de lo que nos atrevimos a esperar», dijo el Primer Ministro Mette Frederiksen.
Con la puesta en marcha del brote, la calificación de aprobación de la Sra. Frederiksen se ha duplicado al 79 por ciento desde el inicio de la crisis. Pero se ha enfrentado a algunas críticas tanto por el drástico cierre inicial el 11 de marzo cuando cerró las fronteras, cerró las escuelas, cerró la mayor parte del sector público y pidió al sector privado que trabajara desde casa.
«Es posible que hayamos salvado vidas», dijo el martes de las medidas, y agregó que esperaba devolver a Dinamarca a la sociedad «rica y segura» que era antes del coronavirus.
«Pero todavía vamos a necesitar un poco de paciencia», agregó.
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