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El Fondo Monetario Internacional, que ha arriesgado los pronósticos a pesar de las muchas incógnitas de la crisis, pronostica una contracción de la economía a -3% en 2020, con un repunte en 2021. Y teme una explosión en el desempleo y la pobreza.
Normalmente, el ejercicio de la previsión económica está plagado de variables de todo tipo que los economistas intentan simplificar para integrarlas en modelos econométricos aprendidos. No es necesario ser un experto para imaginar la dificultad de predecir un futuro resumido a un ritmo: el del crecimiento económico mundial (o el declive). Y todo en un mundo que nunca es estacionario. Esta vez, más que nunca, el ejercicio es acrobático predictivo muy alto. Así, el Fondo Monetario Internacional (FMI), un poco como si todavía hubiera un piloto antes de los diales de la economía mundial, arriesgó el ejercicio. Y no es sorprendente que el resultado sea vertiginoso.
Los expertos del FMI predicen un colapso histórico de la economía mundial este año en -3%, suponiendo una disminución de la pandemia de Covid-19 en la segunda mitad de 2020. Una cifra que se produce después de un año 2019 que había registrado un aumento del 2.9% en el crecimiento.