Un libro narra la historia del béisbol revolucionario a través de la figura del Comandante en Jefe.
EL AISLAMIENTO SOCIAL al que estamos sujetos no significa que nuestro cerebro ha dejado de trabajar. De hecho, aprender a leer es lo más importante que nos ha pasado a los seres humanos. No solo nos produce felicidad, sino que nos enseña a hablar correctamente y a pensar con criterio.
Con certeza José Martí aseguró que “leer es una manera de crecer, de mejorar la fortuna, de mejorar el alma”. Estos días en los que debemos quedarnos en casa para evitar la propagación del nuevo coronavirus son ideales para sentarnos en ese lugar favorito de nuestro hogar donde predomina la calma y sumergirnos en la trama de un buen libro, apoyado además por el profundo silencio que brota de las calles vacías y facilita que todos los sentidos puedan enfocarse en esa sana práctica.
El béisbol cubano ha sido motivo de inspiración para diversos escritores, amantes y conocedores de este deporte. Nuestro pasatiempo nacional también fue parte de la vida de Fidel Castro, de quien se cuenta a través del testimonio de valiosos jugadores como Antonio Muñoz, Juan Pérez Pérez, Silvio Montejo y Juan Padilla, entre otros, en Fidel nunca se poncha. Precisamente, el estelar segunda base de los Industriales narra una anécdota en estas páginas que dice mucho de la sensibilidad que siempre acompañó a Fidel, quien fue a verlo por el accidente que le provocó la pérdida de un ojo, ocasión en la que le expuso varios ejemplos de personas que con uno solo habían hecho muchas cosas.
“Esos 55 minutos con Fidel me cambiaron la vida”, dijo Padilla. En ocasión del cumpleaños 90 del Comandante (13 de agosto de 2016), la editorial Capiro, de la central provincia de Villa Clara, publicó esta joya de más de 300 páginas, del escritor y periodista Osvaldo Rojas Garay, donde se refleja la presencia del Líder de la Revolución en el histórico partido efectuado en 1999 entre los Orioles de Baltimore y una selección cubana, el primer enfrentamiento desde 1959 ante un equipo de las Grandes Ligas.
Además, se argumenta la constante preocupación por los peloteros y sus condiciones de vida que siempre acompañó a Fidel, como también su participación en diversos momentos del béisbol, tanto inaugurando eventos, recibiendo o despidiendo equipos, o incluso protagonizando algunos desafíos, como en aquellos inolvidables juegos entre las novenas dirigidas por él y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que quedaron para la posteridad.
Por aquel entonces Rojas Garay comentó que su idea de escribir la obra y el título de la misma surgieron en el año 2007, cuando Chávez, en medio de la celebración de los Juegos del ALBA, al dirigirse por televisión al pueblo cubano expresó: “¿Se acuerdan del ponche aquel que le di a Fidel allá en Barquisimeto? Aquello no fue un ponche, porque Fidel no se poncha nunca”.
A partir de ese momento, el autor comenzó la revisión bibliográfica y la recopilación de datos, además de contactar a decenas de atletas y protagonistas de la pelota revolucionaria.
Sin dudas, se trata de un buen material para profundizar en la historia de nuestro pasatiempo nacional y a la vez ahondar en la abarcadora trayectoria del Comandante en Jefe en el béisbol, donde nos dejó un legado notable.