Una de las principales editorialistas de un influyente diario estadounidense criticó este semana al presidente Nayib Bukele por no respetar la independencia de poderes en El Salvador y desafiar controles institucionales.
Maria Anastasia O’Grady, editora del Wall Street Journal y miembro de su Consejo Editorial desde 2005, escribió su artículo “El presidente de El Salvador no es amigo de Estados Unidos” y menciona el tuit que provocó la suspensión de una sesión legislativa cuando Bukele insinuó que se había “detectado sospecha significativa de Covid-19” en el parlamento.
“No hubo evidencia científica de un brote de coronavirus dentro del congreso. Pero los legisladores votaron para anular un veto de Bukele y estaban debatiendo la anulación de otro veto que el presidente estaba amenazando, cuando decidió interrumpir la sesión. No es la primera vez que Bukele se mete con la independencia de las instituciones democráticas de El Salvador”, escribe O’Grady, quien fue una dura crítica de los expresidentes Antonio Saca y Mauricio Funes.
“Bukele es popular y no es tímido sobre sus reclamos de acción independiente. Sus adversarios, dice, son corruptos y solo él es lo suficientemente honesto para defender los intereses del pueblo salvadoreño. El coronavirus es su última excusa para edictos absolutos”, señala.
O’Grady sostiene “que incluso en una crisis de salud pública hay libertades civiles”. “Los populistas que exigen cheques en blanco con el pretexto de proteger la vida rara vez se detienen allí”, advierte.
Recordó el desafío de Bukele el 8 de abril cuando anunció que no acataría una resolución de la Sala de lo Constitucional y el episodios del 9 de febrero pasado.
“El presidente Bukele ha incumplido la ley anteriormente. En febrero, cuando la Asamblea Legislativa no aprobó de inmediato una solicitud ejecutiva de $109 millones para combatir el crimen organizado y, en cambio, solicitó detalles sobre cómo se gastaría el dinero, irrumpió en la legislatura acompañado de soldados fuertemente armados”, escribió O’Grady.
Señala que los gobiernos que respaldan la política de inmigración de Trump y se ponen del lado de la política estadounidense sobre Venezuela pueden parecer aliados “pero cuando simultáneamente socavan la democracia en casa, como lo está haciendo Bukele, están trabajando contra los intereses estadounidenses”.