Según una reciente publicación de la organización internacional Oxfam la pandemia del COVID-19 podría provocar una crisis económica que causaría que 500 millones de personas en el mundo caigan en pobreza, por lo que afirma que los gobiernos deben aplicar medidas “drásticas” para enfrentar esta situación.
En un informe presentado recientemente por Oxfam denominado “Elijamos dignidad, no indigencia” la organización presenta datos de una investigación del Instituto Mundial de Investigaciones de Economía del Desarrollo de las Naciones Unidas, que revelan que entre 6% y 8% de la población mundial es afectada por el paro de las actividades económicas, impuestas por los gobierno para evitar la propagación del COVID-19.
“Esto podría suponer un retroceso de una década en la lucha contra la pobreza, y de hasta 30 años en algunas regiones, como África subsahariana, Oriente Próximo y el Norte de África. Más de la mitad de la población mundial podría vivir en condiciones de pobreza tras la pandemia”, dice la organización.
Oxfam destaca, además, que la crisis económica remarca las desigualdades ya existentes. “Las trabajadoras y trabajadores más pobres tanto en países ricos como en pobres tienen menos probabilidades de tener un empleo formal, disfrutar de prestaciones y beneficios laborales como la licencia por enfermedad o poder trabajar desde casa. Solo una de cada cuatro personas desempleadas en el mundo tiene acceso a prestaciones por desempleo”, agregan.
José María Vera, director ejecutivo interino de Oxfam Internacional, señaló que “la pandemia está teniendo consecuencias económicas devastadoras en todo el mundo. Pero en los países pobres, donde las personas ya se enfrentaban a grandes dificultades para salir adelante, apenas hay redes de seguridad para evitar que caigan en la pobreza”.
El representante de Oxfam comparó la situación actual con la crisis económica de 2008, al respecto sostiene que “los Gobiernos deben aprender las lecciones de la crisis financiera global de 2008, cuando se rescató a los bancos y las grandes empresas a costa del resto de la ciudadanía, que tuvo que asumir la destrucción de puestos de trabajo, la congelación de los salarios y enormes recortes a servicios básicos como la atención médica”.
Frente a esto, Oxfam propone un Plan de rescate económico universal, que contiene seis medidas que buscan reducir los graves impactos de la pandemia, a saber:
1-Conceder subvenciones en efectivo a aquellas personas que las necesiten. Todos los trabajadores y trabajadoras que se vean afectados por la pérdida de sus ingresos deben tener acceso a algún tipo de renta de sustitución, ya sea un subsidio a su salario, prestación por desempleo, remuneración de licencia por enfermedad u otras prestaciones.
2-Rescatar a empresas de una manera responsable. El dinero para el rescate debe ponerse en manos de las personas más vulnerables: trabajadores, trabajadoras y pequeñas empresas, que son quienes se encuentran en peores condiciones para hacer frente a la crisis.
3-Suspender y condonar deudas. La cancelación de los pagos de deuda es la manera más rápida de que el dinero se quede en los países, así como de liberar recursos que ahora resultan imprescindibles para abordar la urgente crisis de salud, social y económica provocada por esta pandemia global.
4-Emitir derechos especiales de giro. La movilización de al menos un billón de dólares en nuevos activos de reserva internacional, denominados derechos especiales de giro, para aumentar drásticamente los fondos disponibles para los países.
5-Incrementar inmediatamente la dotación de la ayuda. Los donantes deben proveer de ayuda de emergencia inmediata para contribuir a limitar la propagación del brote y salvar vidas, a través tanto de organismos multilaterales como la Organización Mundial de la Salud, que se está encargando de gestionar la respuesta a nivel global, como directamente a los países en desarrollo.
6-Aplicar impuestos solidarios de emergencia. Los Gobiernos deben reducir o retrasar temporalmente el pago de impuestos, dando prioridad a los consumidores, las pequeñas empresas y los trabajadores y trabajadoras autónomas, que son quienes se enfrentan a mayores dificultades a causa de la crisis.
Para Oxfam es fundamental que en éstas medidas se considere como prioridad atender las necesidades particulares de las mujeres.
“No es posible un rescate ‘neutral’ desde el punto de vista de género. Las medidas que se acuerden tendrán consecuencias específicas y diferenciadas para hombres y mujeres; por lo tanto, hay que prestar especial atención para garantizar que estos rescates reduzcan las desigualdades de género, en lugar de incrementarlas”, afirman.
A esto agregan que “las respuestas de los Gobiernos a esta crisis también deben prestar especial atención a colectivos a los que no se suelen tener en cuenta en los procesos de toma de decisiones, a pesar de ser especialmente vulnerables debido a sus condiciones de vida y a los efectos de la exclusión social: niñez, personas migrantes, minorías raciales y otras minorías étnicas, personas, personas LGBTQIA+ y personas con discapacidad”.
La organización internacional también señala con preocupación la situación de derechos humanos a nivel mundial. “Los Gobiernos de al menos 111 países están silenciando a cualquier voz disidente y limitando las actividades de la sociedad civil, por ejemplo a través de legislaciones amplias y ambiguas y de restricciones a las fuentes de financiación de estas organizaciones».
Para Oxfam es urgente que se atienda la crisis económica y los impactos que la pandemia del COVID-19 puede provocar a nivel mundial. Para ésto, consideran que se requiere no solamente de la participación de los gobiernos, sino que de organismos financieros que pueden aportar a que se reduzcan los impactos y se evite la profundización de las desigualdades.