Día internacional de la clase trabajadora —en la coyuntura política—

Por: Róger Hernán Gutiérrez*/

Conmemoramos el pasado Uno de Mayo, el 134° aniversario de la lucha histórica realizada por los mártires de Chicago y sus esposas que acompañaron hasta el último momento el proceso judicial viciado que conllevó a prisión y muerte en la horca para ellos—el motivo de la lucha en aquel momento histórico fue la reacción ante los cambios en la manera de producir—la burguesía (los dueños de los medios de producción) imponía condiciones laborales a las personas trabajadoras que implicaban largas jornadas laborales de más de 16 horas diarias en condiciones de desprotección e inseguridad laboral para hombres, mujeres y niños; no había ninguna restricción para someter a la clase trabajadora a las mayores acciones de explotación laboral.

Los procesos evolutivos del capitalismo impusieron la revolución industrial con avances en el dominio sobre las máquinas que hacían producir un trabajo en serie, requiriendo que altas cantidades de obreros y obreras fabriles laboraran en jornadas extenuantes y sin ningún derecho laboral—era claramente el yugo del patrón que imponía formas de trabajo muy duras a cambio de miserables salarios, ingresos mínimos que hacía de la vida de las personas trabajadoras un infierno. Los Mártires de Chicago iniciaron luchas importantes para demandar mejores condiciones de trabajo, la jornada de 8 horas fue factor importante en la lucha socio económica pasada.

¿Qué ha sido esa memoria histórica en esta coyuntura política? Las condiciones objetivas para recordar y conmemorar no fueron las mejores y la expresión de la clase trabajadora—se vio complicada ante circunstancias que han impedido una libertad de reunión y movilización—desde el 20 marzo hemos estado en una cuarentena obligada, donde restricciones del gobierno legales y otras no tanto, han conducido al accionar de abusos de autoridad y a ello se han agregado los intereses de empresarios poco éticos que han visto mermada su ganancia; lo que ha configurado una manera para generar condiciones que sin ser laborales, afectan las condiciones de desarrollo social, económico y cultural de la clase trabajadora.

La coyuntura sanitaria imperante ha determinado una lógica de existencia que mantiene a la sociedad en una serie de intereses confrontados que tienen su asiento en la lógica de convivencia nacional que hemos venido construyendo—la discusión sindical en toda su subjetividad, arrojó en su raíz, que la movilización estaba restringida y había que hacer algo diferente para la conmemoración. Entre estas se vieron expresiones en distintos redes sociales y medios de comunicación que llevaran el mensaje a la clase trabajadora.

Otros grupos sindicales afines al Ministro de Trabajo, recorrieron la calle de un lugar a otro con el objetivo de apuntalar el ejercicio del Gobierno y apoyar políticamente a la cartera de trabajo, que se ve muy involucrada en las presiones de dar una apertura económica, por parte de la ANEP y sus gremiales. El Ministro Castro ha estado tratando de cumplir la consigna que en una emergencia como la que vivimos, el marco jurídico legal tiene su ejercicio no de forma literal, sino que es tal la prevalencia de la situación de la salud, que todo lo demás debe someterse y subordinarse; y en lo que compete al marco laboral, queda sujeto a esta condición a modo de evitar los contagios y una situación que garantice la contención del virus.

Los empresarios han estado despidiendo, suspendiendo contratos y no dando las prestaciones de ley, además de hacer pagos de salario incompletos o en porcentajes menores. Otros han reconvertido alguna lógica productiva y sus variantes han dado paso a la producción de prendas que son necesarias y útiles en la coyuntura sanitaria—lo que ha conllevado a seleccionar personal, a la voluntariedad y a la imposición de cooptar a la fuerza laboral que se requiere para ello.

Algunas condiciones sanitarias se han cumplido para garantizar el distanciamiento social y la producción sin provocar focos de infección, pero la inseguridad laboral que la coyuntura manifiesta no garantiza que todas las empresas sigan los protocolos de producción de ese tipo de prendas, la acción de la Inspección laboral ha sido clave para evitar abusos y formas de trabajo sin garantizar la seguridad y salud en el trabajo.

Este Uno de Mayo el tema de los salarios y el empleo es la demanda más sentida en la actual coyuntura, y la acción sindical que lleve a proteger la vida, la salud, el empleo y los ingresos para vivir de la clase trabajadora, es siempre un legado a la lucha histórica de los Mártires de Chicago. Vamos en esa línea de trabajo y debemos ser acuciosos para revertir las intenciones de los intereses mezquinos y explotadores de caer en una acción productiva abusiva e insegura, recordando los motivos de la oposición en el contexto de la pasada revolución industrial.

*Sindicalista salvadoreño

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