Este 12 de mayo se celebró el Día de la Enfermera en honor al natalicio de la inglesa Florence Nightingale.
A mediados del siglo XIX la cultura británica no permitía que las mujeres de cierto estatus se dedicaran a tareas diferentes al hogar. Por eso se dice que Florence Nightingale no fue una mujer de su tiempo.
Desde muy pequeña se interesó por las matemáticas y llegó a tener un registro cuantitativo muy preciso de su colección de conchas marinas.
Sin embargo, su verdadera vocación fue el servicio a los demás y, escuchando este llamado, se enfrentó a su familia, rechazó pretendientes acaudalados y arriesgó su vida en la Guerra de Crimea.
Fue entonces cuando Florence comenzó a cambiar el mundo. En 1854, en Crimea, fue conocida como la dama de la lámpara, pues dirigió un equipo de 38 enfermeras voluntarias para cuidar a los soldados heridos y sanear el hospital militar mejorando las condiciones higiénicas, lo que salvó miles de vidas que no se estaban perdiendo por las balas, sino por las infecciones.
Nightingale fue la primera en organizar grupos de enfermeras y proporcionar funciones y responsabilidades estandarizadas para la profesión.
Por eso se le atribuye la fundación de la enfermería profesional moderna. En su trabajo también aprovechó sus conocimientos en matemáticas para recolectar datos estadísticos sobre sus pacientes y los tratamientos que funcionaban mejor.
Nightingale y sus enfermeras brindaron cuidado y comodidad, y su trabajo tuvo un gran impacto en la supervivencia de los soldados, lo que incluso llevó a reformar el sistema de salud del Reino Unido y del mundo entero.