Poema de desamor, patria inexacta y el dolor

Por: Francisco Parada Walsh

Mi pecado capital será profanar por un momento al “Roque por Siempre”, a Oswaldo Escobar Velado, recopilando testimonios de los más tristes del mundo, y después de 50 años vivir y sentir que nada ha cambiado, nada. Ellos: Hombres brillantes, únicos, adelantados a su época.

Mi nombre será DOLOR. ESCOBAR VELADO: Esta es mi patria: Un río de dolor que va en camisa y un puño de ladrones asaltando en pleno día la sangre de los pobres. Cada gerente de las compañías es un pirata a sueldo; cada ministerio del gobierno democrático un demagogo que hace discursos y que el pueblo apenas los entiende.

ROQUE DALTON: Los que ampliaron el canal de Panamá y fueron clasificados como silver roll y no como Gold roll, los que repararon la flota del Pacífico en las bases de California.

DOLOR: Esos dos salvadoreños que se quedaron en la América de Cochise, de Pocahontas, de Caballo Loco, de los grandes guerreros; hermanos, a pesar de llevar brazaletes poco te importaron, esos son los dos salvadoreños cachimbones que se quedaron a romperse el futuro y a regar con su sangre la tierra india.

ESCOBAR VELADO: Así marcha y camina la mentira entre nosotros. Así las actitudes de los irresponsables. Y así el mundo ficticio donde cantan como canarios tísicos, tres o cuatro poetas, empleados del Gobierno.

ROQUE DALTON: Los que se pudrieron en las cárceles de Guatemala, México, Honduras, Nicaragua, por ladrones, por contrabandistas, por estafadores, por hambrientos, los siempre sospechosos de todo.

DOLOR: Los canarios tísicos no cantan, hoy escriben y blasfeman contra todo aquello que sea diferente a su agónica apología, atacan al enemigo cual furiosas hienas, llenas de odio, que opina diferente, que dice la verdad. Los que enterraron como desconocidos en las fosas comunes de Nueva York; los niños indocumentados que murieron en celdas, esos que se pudrieron en las cárceles de genocidio landia; y aquellos ladrones, contrabandistas y hambrientos como un ex presidente que día a día se pudre en una cárcel inmensa, pero cárcel al fin llamada Nicaragua y se deja crecer una barba para ocultarse de sí mismo.

ESCOBAR VELADO: Digan que somos lo que somos, un pueblo doloroso, un pueblo analfabeto, desnutrido y sin embargo fuerte, porque otro ya se habría muerto .

ROQUE DALTON: Los reyes de la página roja, los que nunca saben de dónde son, los mejores artesanos del mundo, los que fueron cocidos a balazos al cruzar la frontera.

DOLOR: Demasiados fuertes, demasiado; ni lo analfabeto, ni lo desnutrido, ni el desempleo que se viene y el hambre de verdad nos mata, nada, nuestra genética es tan especial, siempre galgos, siempre en la rebusca, en la venta de bolsitas de chile y de lorocos y hacemos en dos cachimbazos un guiso de nuestra flor nacional sofrita con huevo; eso somos. Los reyes de la página de mentira, los que sí saben de dónde son pero no los repatrian, los que fueron cocidos a balazos en un retén por no permitir el decomiso de la moto, por exigir sus derechos.

ESCOBAR VELADO: Digan que somos, eso sí, un pueblo excepcional que ama la libertad muy a pesar del hambre en que agoniza. Yo grito, afirmo y aseguro: En todas partes donde vivo, el cerro. En todas partes donde canto, el hambre. El Hambre y el dolor junto a los hombres. La miseria golpeándoles la vida hasta quebrar el barro más cocido del alma.

ROQUE DALTON: Los que murieron de paludismo o de las picadas del escorpión o de la barba amarilla en el infierno de las bananeras, los que lloraron borrachos por el himno nacional bajo el ciclón del Pacifico o la nieve del norte.

DOLOR: Amamos esa esquiva libertad, aunque mi patria agoniza de hambre y de ser prisionera de sí misma, a pesar del hambre seguimos en la lucha eterna, ese salvadoreño que siempre vive de fiado, de empeños, de hipotecas de lujo pero siempre pobre, siempre; somos demasiado valientes que ni el virus nos ahueva, ni el virus nos da miedo, pero sí le tememos al hambre, esa que está a la vuelta de la esquina y que parece exclusiva del pobre más pobre de la patria. Los que murieron de otras enfermedades diferentes al virus, encerrados, prisioneros de un estado gritando y llorando por ayuda y nunca les escucharon sus dolores, sus lamentos; los que mueren poco a poco en maquilas de la muerte y son afortunados de tener trabajo, son esos que tienen un trabajo en un país donde se nace pobre y se muere más pobre; los borrachos capturados y zampados en cuarentena sin saber si regresarán a casa o serán sepultados como escoria, como despojo, como la nada.

ESCOBAR VELADO: Mientras tanto al occidente de la casa que ocupo hay una imagen encaramada en el mundo y allá junto a sus pies de frio mármol una colonia alegre se va en las tardes cantando, a los cinemas.

ROQUE DALTON: Los arrimados, los mendigos, los marihuaneros, los guanacos hijos de puta; los que apenitas pudieron regresar, los que tuvieron más de suerte, los eternos indocumentados.

DOLOR: Esa imagen es el Salvador de qué, es el mundo que está encaramado en la pelota de la fe y tantas colonias que cantan, que comen, que visten, que humillan al salvadoreño que vive en la Patria inexacta. Los encuarentenados, los que son salvadoreños pero no pueden entrar a la patria que los parió; los que apenitas entrarán después de mantener la economía del Pinochini de América, serán los eternos indocumentados que solo desean morir en su tierra pero por decreto perverso se les toma en cuenta cuando mandan y mandan remesas, luego, no existen, los eternos indocumentados que Roque tanto ama.

ESCOBAR VELADO: El escaso pan junto a los Lunes, huérfanos de horizonte, el correr de los amargos días; las casas donde el desahucio llega y los muebles se quedan en la calle mientras los niños y las madres lloran.

ROQUE DALTON: Los hacelotodos, los véndelo todos, los comelotodo.

ROQUE DALTON: Los hacelotodos, los véndelo todos, los comelotodo.

DOLOR: Las casas de cartón donde no hay pan ni esperanza, donde pobres y clase media no tienen ya un horizonte y aun no se dan cuenta; donde en meses empezarán los fatales desahucios, donde los bancos tienen sus dientes y cachos prestos a quitar las casas  a quienes no pagan la deuda eterna de la muerte, donde la patria misma llorará. Los hermanos hacelotodo, esos hermanos que se rebuscan en vender la bolsa del ayer, los que vendían trampas de rata y ahora venden tomates y todos venden lo mismo; los comelotodos, los que desayunan fe en la mañana, almuerzan esperanza y cenan tristeza, esos son los guanacos.

ESCOBAR VELADO: Esta es la realidad. Esta es mi patria: 14 explotadores y millones que mueren sin sangre en las entrañas. Esta es la realidad. Yo no callo aunque me cueste el alma.

ROQUE DALTON: Los primeros en sacar el cuchillo, los tristes más tristes del mundo, mis compatriotas, mis hermanos.

DOLOR: Esta es la realidad. Esta es mi patria: 23 familias que pertenecen al bloque hegemónico del poder, casados entre ellos, sin amor entre mujer y hombre, sin principios, bodas arregladas con lingotes de oro para que los capitales crezcan, crezcan como burbujas de la fina champaña o de un émbolo mortal; ustedes que no quitan cabelleras sino que quitan el futuro, los sueños, los que de un tajo arrancan el buche del pobre, eso son ustedes; familias que cargan en sus hombros dinero y muerte, dinero y hambre, dinero y esa maldita indiferencia a la honestidad, mientras, más de seis millones mueren de hambre de verdad, otros mueren de codicia por vender tomates y el presente, ¡Codiciosos!, ¡Desagradecidos!,  aparte del nuevo pobre y el nuevo rico nació como hongo una nueva clase social,: “los reyes de la chifurnia”, por supuesto, hay excepciones bien  marcadas; hace 10 meses eran menos que mediocres, ahora, usan finas ropas, pañuelos en el pescuezo cual Marlon Brando, frentes y mejillas grasientas  rebosantes de botox; cuando el castillo se cae a pedazos creen en la inmunidad humana, en que nunca serán visitantes de un penal. Serán los nuevos tristes más tristes del mundo del sector nueve de mi patria tan inexacta.

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