Una semana después de la reapertura de bares y restaurantes, los cerca de veinte millones de italianos que acuden a las salas de deporte podrán volver a hacerlo, pero reservando plaza con antelación.
Desde este lunes en toda Italia, excepto en Lombardía y Basilicata, ya se puede ir al gimnasio y a la piscina, aunque con estrictas medidas de seguridad después de dos meses y medio de los cierres decretados por la pandemia del coronavirus.
Mientras que en Véneto, Sicilia y Liguria ya habían reanudado las actividades el 18 de mayo, en Lombardía, la región más afectada por el virus y la que presenta más de la mitad de los nuevos contagios, aún tendrá que esperar y la fecha prevista es, por el momento, del 31 de mayo.
Desde este lunes en toda Italia, excepto en Lombardía y Basilicata, ya se puede ir al gimnasio y a la piscina, aunque con estrictas medidas de seguridad después de dos meses y medio de los cierres decretados por la pandemia del coronavirus.
Mientras que en Véneto, Sicilia y Liguria ya habían reanudado las actividades el 18 de mayo, en Lombardía, la región más afectada por el virus y la que presenta más de la mitad de los nuevos contagios, aún tendrá que esperar y la fecha prevista es, por el momento, del 31 de mayo.
También así lo han decidido en la región sureña de Basilicata y en algunas ciudades, como Bolonia y Palermo, han optado por posponer la reapertura de las instalaciones deportivas municipales hasta junio.
En Italia se cuenta con aproximadamente 100.000 centros deportivos privados con cerca de 20 millones de usuarios y es uno de los sectores más golpeados por los cierres al tener importantes gastos fijos.
La asociación nacional de instalaciones deportivas de fitness, gimnasios, piscinas y campos deportivos (Anif) calculó que las pérdidas han sido de 3.000 millones de euros y que este año cada centro facturará entre el 50 % y 60 % menos que en 2019 y los gastos aumentarán entre un 20 % y 25% por lo que para muchos será difícil continuar.
MEDIDAS MÁS RÍGIDAS QUE PARA OTRAS ACTIVIDADES
Las medidas de seguridad aprobadas son mucho más rígidas que en otras actividades, aunque como en todos los lugares se obliga a que se evite la concentración de clientes en las entradas y salidas de los gimnasios y la obligación de utilizar geles desinfectantes antes de entrar.
Será obligatorio el uso de mascarillas para clientes y personal para acceder a la instalación y moverse por los espacios, pero no durante la actividad deportiva.
Los gimnasios deben elaborar un programa de actividades y tratar de planificarlos lo más posible, invitando a los clientes a reservar su asistencia ya que habrá un número limitado de personas a lecciones y cursos.
En los vestuarios y duchas, los espacios deben organizarse de manera que se respete siempre la distancia de al menos 1 metro entre una persona y la otra; para hacerlo, por ejemplo, será necesario separar los espacios con barreras y regular el acceso.
La distancia entre las personas será de al menos 2 metros para aquellos que estén entrenando y para ello necesario reorganizar el posicionamiento de las máquinas.
Todo el material y maquinaria deberá ser desinfectado después de cada uso y los espacios tendrán que ser también limpiados varias veces al día, incluidos los vestuarios y los armarios.
Los usuarios deben usar calzado especial reservado para el gimnasio y no deben compartir botellas de agua, toallas y otros artículos personales con otros usuarios.
En los vestuarios, toda la ropa y artículos personales deben guardarse en los armarios dentro de bolsas personales. Se recomienda que los gimnasios pongan bolsas a disposición de los usuarios para almacenar sus pertenencias personales a quienes no las tengan.
Además, se han establecido reglas muy detalladas con respecto a la ventilación de las habitaciones y los sistemas de aire acondicionado.
En las piscinas también será necesario reservar y guardar la distancia mínima de un metro en las áreas comunes, mientras que será de 7 metros cuadrados en las zonas para tomar el sol y también dentro del agua.