A un año de la destitución del presidente de la asociación de futbol en Afganistán tras haber sido acusado de abusar sexualmente de varias jugadoras, el futbol mundial está enfrentando otro caso grave que está planteando dudas sobre su compromiso de proteger a atletas vulnerables.
Varias jugadoras de futbol femenino de Haití, incluyendo algunas que jugaron en el programa de futbol nacional, y sus familias, han acusado a altos funcionarios del deporte, entre ellos el veterano presidente de la federación nacional, de obligar a las jugadoras a realizar actos sexuales.
Las autoridades policiales en Haití están investigando el caso. El presidente de la federación, Yves Jean-Bart, ha negado las acusaciones, la cuales aparecieron por primera vez en un artículo del periódico británico The Guardian, en abril.
Las acusaciones son un golpe para la FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, no solo porque ya había prometido tomar medidas para proteger atletas tras el caso de Afganistán, sino también porque los abusos habrían ocurrido en un centro de entrenamiento en Croix-des-Bouquets, cerca de Puerto Príncipe, el cual la FIFA ha destacado como ejemplo de su compromiso con las regiones pobres. Menos de un año después de convertirse en el presidente de la FIFA, Gianni Infantino viajó a Haití en 2017 con un cheque de 500.000 dólares para reparar el centro, el cual había sufrido daños severos por un huracán ese año. Infantino se unió a un grupo de niños y niñas para un juego espontáneo de futbol.
La comisión de ética de la FIFA ha iniciado una investigación sobre las denuncias. Las jugadoras afirman que han sido amenazadas y que les han exigido que retiren sus acusaciones. Jean-Bart, también conocido como Dadou, es una figura formidable en el futbol caribeño, y ha dirigido la federación haitiana por dos décadas.
Las mujeres y sus familiares afirman que las jugadoras de fútbol ubicadas en el centro de entrenamiento de Haití han sido presionadas por años para tener relaciones sexuales con Jean-Bart y otros altos funcionarios, y se les ha amenazado con ser expulsadas del programa nacional de futbol de no aceptar.
Jean-Bart afirmó por teléfono que las acusaciones eran mentiras creadas por sus oponentes para socavar su posición como presidente de la federación.
“Esto es Haití, así es cómo suceden las cosas aquí”, afirmó cuando se le preguntó por qué alguien haría ese tipo de acusaciones en su contra. Jean-Bart confirmó que la FIFA había establecido lo que describió como una comisión para investigar las denuncias.
“Todo es mentira”, dijo.
Ernso Laurence, un ex capitán de la selección nacional al que Jean-Bart derrotó para asegurar su sexto periodo como presidente de la federación haitiana, dijo que había sido acusado injustamente de hacer declaraciones en contra de su antiguo oponente. Laurence añadió que había recibido amenazas de muerte luego de que Jean-Bart lo vinculara con las denuncias. “Yo fui su único rival, por lo que la gente piensa inmediatamente en mí cuando él habla sobre oponentes”, afirmó Laurence por teléfono. “En Haití, este tipo de amenazas son graves. Creo que mi familia y yo estamos en peligro”.
Las mujeres que han hecho las acusaciones decidieron permanecer en el anonimato por miedo a las represalias, afirmó Patrice Florvilus, abogado y miembro de una organización no gubernamental que promueve los derechos humanos en Haití.
“Tienen miedo”, dijo Florvilus, quien ha conversado con al menos una de las denunciantes y con las autoridades haitianas. “Le hemos escrito a la FIFA para pedirles que establezca todas las condiciones necesarias para que las víctimas puedan dar sus testimonios de manera segura”.
Una exjugadora del equipo femenino, quien dijo haber recibido propuestas sexuales y haber sido tocada de manera sugerente cuando tenía 16 años, afirmó haber recibido amenazas telefónicas. Dijo conocer a otras jugadoras que también habían sido amenazadas luego de la publicación de los primeros reportes que vincularon las acusaciones con Jean-Bart. Habló bajo la condición de anonimato porque teme por su propia seguridad y la de su familia en Haití.
La gestión del caso por parte de la FIFA ha sido irregular, y en ocasiones preocupante para los involucrados.
Poco después de recibir las acusaciones, un alto funcionario de la FIFA sin experiencia en el manejo de casos de abuso sexual o denuncias éticas, mencionó de forma inadvertida la posibilidad de un caso inminente durante una llamada de rutina a la Federación Haitiana de Fútbol, sin saber que era inapropiado conversar al respecto. En aquel momento no estaban claros los detalles de las acusaciones.
“Esto es sobre el deber de diligencia”, afirmó Minky Worden, directora de iniciativas globales de Human Rights Watch, quien ha estado trabajando de manera independiente para verificar los hechos en el caso. “¿Cómo un jugador que es testigo o sobreviviente puede tener confianza en la FIFA si la primera llamada telefónica que hacen al respecto es al personal de la federación que trabaja para el presunto agresor?”
Worden añadió: “No importa cómo sucedió o cual fue la intención. ¿Qué tipo de mensaje le envía a los sobrevivientes que son denunciantes? Sin duda, le puede dar a los jugadores la impresión de que el primer instinto es proteger la federación y no a las víctimas de abuso”.
La FIFA afirmó estar revisando sus protocolos “para asegurar que estén en mejores condiciones para responder a los casos de abuso sexual y cualquier otra manera de violencia en el futbol”.
El año pasado, luego del incidente en Afganistán, la FIFA desplegó una normativa para proteger a los niños en los 211 países que representa, proporcionando lo que describió como una “caja de herramientas” para prevenir los abusos.
“Como organismo rector del futbol mundial, la FIFA tiene el deber y la responsabilidad de garantizar que aquellos que practiquen futbol puedan hacerlo en un ambiente seguro, positivo y agradable”, afirmó Fatma Samoura, secretaria general de la FIFA, al inicio del programa, el cual fue llamado “Guardianes FIFA”. La organización también contrató a su primer gerente de derechos humanos y oficial de protección infantil.
Sin embargo, la FIFA no le dio carácter obligatorio a los lineamientos, incluso cuando han sido elogiados por expertos externos, y les dejó la responsabilidad mayormente a las autoridades locales del futbol para resolver los casos.
(c) 2020 | The New York Times