FEASIES. Visión de la clase trabajadora a un año de la administración Bukele

Un ejercicio a-partidario, de arriba hacia abajo, autoritario, con equipo élite, con nepotismo y centrado en la persona—comunicación de una vía—a conveniencia.

CARACTERIZACIÓN DEL GOBIERNO DE BUKELE

1) Un tanto a-partidario, aunque GANA y el PCN buscan posicionarse cuando se tratan de estudiar iniciativas del gobierno de Bukele, los disidentes de ARENA, el diputado independiente hacen que la correlación no sea tan favorable a pesar de no tener un partido oficialmente en la Asamblea. Los vetos pronunciados son una cualidad de ese poder, además de hacer caso omiso los funcionarios de las convocatorias de las comisiones legislativas.

2) De arriba hacia abajo, nadie más que la persona del Presidente Bukele, para anunciar y que todo gire en derredor de su ejercicio y personalidad. Las conferencias de prensa, la anulación a la prensa contraria, el manejo de las redes sociales (el twitter). Todo al final se alinea cuando su excelencia ha hablado. “Así se escriba, así se haga”.

3) Es autoritario, rodeado de nepotismo, de equipo élite, cerrado, de poca transparencia informativa y fiscal. No se sujeta al marco de la ley formal vigente; y a través de tuit, y de un accionar fuera de lo tradicional, incomoda y sostiene su posición ante poderes fácticos e institucionales que le intentan oponerse y acusándole o señalando su ilegalidad dentro del sistema político-jurídico del país.

BENEFICIOS SOCIO LABORALES Y ECONÓMICOS.-Concluye el ejercicio del Presidente Bukele en su primer año de funciones. En materia laboral no hay novedades y seguimos aguantando la acción de un modelo económico centrado en el mercado, lo que condiciona la persistente debilidad organizativa en lo sindical y la representación amplia de los intereses de las personas trabajadoras en las empresas privadas y públicas. Con el Gobierno no hay diálogo político, y las instancias que se han conformado, han derivado en comités de aplausos, comisiones de representantes sindicales pasivos, sin la visión política dentro del Consejo Superior del Trabajo, en la Seguridad Social (ISSS), la formación profesional, el Fondo social para la Vivienda, las administraciones de pensión y otras instancias sin la capacidad y discusión equitativa y democrática, para interlocutar eficazmente en la defensa de los intereses clasistas de trabajadores (as).

No hay aumento al salario mínimo, ni un rescate del sistema de pensiones en función de las personas trabajadoras; tampoco se evidenciaron iniciativas de ley, políticas públicas y acciones jurídico laborales que mejoren la sustentación de condiciones socio-laborales y económicas, como mayor empleo; protección social; desarrollo del potencial humano con mejores niveles de educación básica, técnica, universitaria y de formación profesional; que mejoren y lleven las relaciones laborales entre el trabajo y el capital a mejores y mayores planos de equidad, democracia y sustentabilidad económica.

Las libertades sindicales en el ejercicio de desarrollo organizativo, de contratación colectiva y de huelga, continuó con estancamientos, represiones jurídicas veladas y directas; además de retrasos en aplicar correcta y éticamente los preceptos de la ley laboral, se evidenciaron durante el período el autoritarismo de la Presidencia y las directrices de sumisión e incondicionalidad de la cartera de trabajo y su representante—que en el discurso inicial lo manejó en pro de la clase trabajadora, por la situación de ser un ex sindicalista de la municipalidad. Las jugadas políticas posteriores de rescatar o pretender crear un bloque de sindicatos con ex sindicalistas reconocidos y no reconocidos de sectores importantes en la construcción, la salud y otras actividades económicas para enfrentar y oponerse al capital y determinados personajes empresariales, lo confirman.

OBSESIVO CENTRALISMO EN LA PERSONA.-El ejercicio de la Presidencia arrojó un centralismo personal, vinculado a grupos de personas familiares, afines y de mucha confianza, que dan pauta a responder con poca transparencia a los actos de las diferentes carteras—sus nombramientos fueron bastantes selectivos y acuciosos para cubrir falencias y errores de las anteriores administraciones, con acusaciones a priori, sin demostrarse, bajo los mecanismos comunicacionales manipulables a su alcance; y el desarrollo de ideas preconcebidas y ligadas a un ejercicio a-partidario, sin vinculación clara a los tradicionales y a los nuevos que se están perfilando en la lucha político-electoral.

LO A-PARTIDARIO.-Las luchas internas antes de la pandemia mantuvieron un ritmo de total avance y progreso de sus acciones gubernamentales, en detrimento de lo tradicional encajado en los partidos políticos que tuvieron descalabros electorales y manifestaban un discurso desgastado sin arraigo popular, sin una oposición inteligente y de fuerza—Las encuestas fueron su mayor apoyo al emprendimiento de las acciones realizadas y ello denota que la población dio un respaldo masivo en primera vuelta, que dejó en evidencia las claras polarizaciones y divisiones de intereses partidarios que han mantenido al país a la deriva, y que se habían alternado en estos últimos 30 años. Esto ha conducido en manifestaciones de anomia social, con un pensamiento anacrónico y obsoleto que priva en muchos de los intereses dominantes; la población sencilla y corriente, sigue en rechazo a los institutos políticos, que hasta el 9f se veían agotados y sin una opción de cambio. Algunas opinaron que fue el error de Bukele que estaban esperando y, que a partir de ello ha venido descendiendo hasta encontrarse con la pandemia del virus sars-cov 2 (COVID 19), en marzo; hasta concluir el primer año al 31 de mayo/2020.

LA INSTITUCIONALIDAD CONFRONTADA.-La pandemia ha demostrado que es un posicionamiento del Presidente Bukele ante los intereses económicos de los grupos oligárquicos y dominantes de la sociedad salvadoreña, ante los partidos políticos dominantes y ante la institucionalidad sesgada hacia esos intereses económicos prevalentes y, que en la reciente encuesta de la prensa, arrojó una alta evaluación en su ejercicio, contradiciendo toda esta oposición de su accionar. Realmente las condiciones infrahumanas de muchos, se han asfixiado con el impedimento policial y militar que se impone a una acción de la informalidad que requiere de sus espacios comunes y tradicionales de venta, pero que en tanto medidas de cuarentena, no transporte público y salidas a partir del dui, entre otras con los negocios, hacen que para este sector no haya ni proveedor, ni comprador a la vista, dado que sobrevive de la dinámica de la ciudad y de la localidad. El papel de las alcaldías con Bukele es clave para mantener estos cercos que impiden la normalidad de la subsistencia.

La guerra con el órgano legislativo, dentro de un marco de dictar la legalidad necesaria, ha demostrado por momentos el grado de sumisión al aprobar ya no los 109 millones trabados antes del 9f, ahora son claramente aprobados 3000 millones, y una flexibilidad para las compras públicas declarándose la emergencia, pero luego el debate se ha centrado en la transparencia en el uso de los fondos, y que vamos justo hacia un derrotero de insostenibilidad fiscal, entrando al juego de si esta situación es clara para dar un nuevo escenario de lucha política, la pandemia está sirviendo para rescatar fuerzas a la oposición política partidaria, ante la acción contra el encierro de los bukelistas. Los intereses están claramente marcados, en tanto que la disputa es ¿cuándo abrir la economía?

Bukele intimida con mayor cuarentena o que sea super estricta “todo mundo confinado” por 15 días, la cuestión es que todos hablan del marco jurídico violentado, pero hasta ahora ni funcionarios bukelistas, ni diputados pro oligárquicos tienen proceso de ley iniciados, y el que lo tubo simplemente cerraron filas para no quitarle el fuero. Esa burla es la que el Presidente Bukele se sirve para manipular a la gente y ganar adeptos, y los otros grupos no han sabido usar para ponerlo en aprietos, inclusive utilizando a la Sala de lo Constitucional, al Fiscal y al Procurador de DDHH, entre otros representantes de los intereses económicos dominantes en las instituciones.

Los momentos del período del Presidente Bukele son:

1) El auge luego de los resultados electorales que determinó arribar al puesto con todas las credenciales de autoritarismo, los despedidos de más de 3,000 empleados públicos, la desarticulación y supresión de oficinas creadas, nombramientos élites, la acusación del nepotismo al FMLN, y del supuesto mal trabajo y gobierno, permitió incorporar un nepotismo “light” en el gobierno, y que siéndolo no se adversa y se les da el respaldo para curarnos de la corrupción campante. Esa fue la ventaja para aprobar fondos públicos, hacer críticas al mal manejo de los fondos y cerrar las filas para la cuestión del acceso a la información pública, entre otras acciones que llevaron a impulsar una bandera política, “el plan control territorial”.

2) Bukele, ya en el gobierno, el discurso con la gente, que derivó en mayores gastos, mayor humillación a los de salida y un show con altas dosis mediáticas. Se afianzó el uso de la FFAA y de la PNC, para el acompañamiento de fuerza represiva, dentro de la excusa de ser el Comandante General, además del Plan de Control Territorial, en una serie de fases, junto a nombramientos en gobernación, seguridad pública, centros penales y otros vinculados. Los apoyos a muchos funcionarios de su gabinete, derivaron confrontaciones como fue el asunto de la turbidez del agua (Benítez y Bendix); las relaciones exteriores y con los USA (Hill Tinoco), espaldarazos con la fundación Heritage, apoyando la libertad económica (el mercado), la migración, volviéndonos como país seguro, la buena vibra con Trump y el nuevo embajador, derivaron igualmente en una escalada que terminó de anular a la oposición, hasta que vino el 9f y la pandemia.

Y 3) Después de la toma pacífica de la Asamblea Legislativa (9F), se adujeron varias razones y argumentos sobre que había sido un grave error y que había que aprovecharse en el tema de credibilidad, imagen política, en eso estábamos cuando cayó el COVID 19, que mantiene contra la pared a muchos partidos políticos y organizaciones civiles de diferente visión; la institucionalidad sigue sometida a los vaivenes; y todo se apunta a la lucha política partidaria para la nuevas autoridades locales y diputaciones en mar2021. Los resultados de la encuesta han determinado un Presidente que sigue acumulando fuerza—las disputas con la ANEP—y Simán terminó en un concilio con el grupo oligárquico y sindical en mayo2020. Que habrá de rendir sus frutos posteriormente. Por lo pronto hay una economía sin abrir, no se sabe lo del 6 de junio u otras relacionadas con la realidad de los fallecidos, la curva de recuperados y de los nuevos casos.

UNIDAD, PROGRESO Y LUCHA
MAYO,2020

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