Por: Marjory Hord Borden
La gran diversidad de las iglesias evangélicas en América Latina hace que sea un trabajo enciclopédico hacer conclusiones que procuren englobar a todas. Existen diferencias tremendas en cuanto a su teología, su liturgia, su estilo de alabanza, sus prácticas financieras y su forma de gobierno. Las raíces de las iglesias históricas, las pentecostales, las carismáticas y las mesiánicas son muy distintas.
A la vez, la investigadora considera que las «tres plagas» predominan: «Aunque hay iglesias que están haciendo grandes esfuerzos por ayudar a la gente en estado de vulnerabilidad… la mayoría sigue ensimismada en sus propias necesidades internas».
1-Una mujer de una zona residencial hizo cubrebocas para regalarlas a los albañiles que pasaban, y a los recolectores de basura. Animó a otras vecinas a dar despensas a estas personas.
2-El pastor Édgar Bigurra de Cardel, Veracruz comparte en su Facebook que se arriesga a viajar en transporte público a distintas colonias, y predica el evangelio al aire libre, con un megáfono. Se le han acercado policías de la ciudad a pedirle que ore con ellos.
3-La iglesia bautista Belén de Puebla decidió dar de comer a unos 60 vecinos necesitados de su colonia. La congregación es pequeña, y agradece la ayuda de otros evangélicos que se ofrecen como voluntarios o donan alimentos.
4-La Casa de Dios Bethel de Zacualtipan, Hidalgo, dirigida por Javier Olivares e Inés Ortiz y miembro de la Iglesia Cristiana Pentecostés, A.R., colabora de muchas maneras con su comunidad. En su comedor comunitario Casa del Pan preparan alimentos para 300 personas en esta cuarentena.
Según la pastora, «Las necesidades espirituales se satisfacen mejor cuando suplimos una necesidad terrenal tan palpable como saciar el hambre». También ofrecen apoyo—palabras de ánimo, café, oración y Biblias— a médicos y personal del IMSS.
5-Un misionero mexicano en España colabora con la Cruz Roja: «Estamos haciendo entrega de alimentos y mascarillas para las personas mayores, y hacemos llamadas a las personas para recordar las medidas preventivas y escuchar su situación emocional».
Las iglesias reciben muy pocas ofrendas en estos momentos. Muchas iglesias pequeñas ya sobrevivían con entradas limitadas; sus pastores reciben una cantidad simbólica por sus labores. Aun así, hay congregaciones que dan despensas a los que han sufrido económicamente por esta crisis. Sabemos de miembros que, en vez de dar sus diezmos de la forma «normal», compran despensas para conocidos con necesidad.