Mejor contame una de vaqueros

Por: Róger Hernán Gutiérrez*/

En lenguje coloquial es una expresión dicha a alguien que le gusta apantallar; y que también le gusta sobresalir y mentir mucho dentro del grupo. La impresión pareció ser una reunión del presidente Bukele con los grupos sindicales, sin más. Esto es buena señal, lo es, en tanto es la primera reunión sostenida con los representativos sindicales a casi un año del ejercicio de una Presidencia supuestamente consecuente con los intereses de la clase trabajadora.

Las intenciones tienen mucho que ver con la reapertura económica ¿cuándo?, y fortalecer al gobierno en su postura de mantener el confinamiento, desde otra trinchera, que presione los diferentes encuentros hasta ahora estériles entre los personeros “asesores ad honorem” de Bukele y de la Asamblea Legislativa—diputados(as) quienes en mucho de su historia sólo han servido los intereses oligárquicos y de los partidos políticos—este como de todos es sabido es el espacio más antidemocrático que existe en el país acostumbrado a imponer y dar apertura política a conveniencia de determinados intereses—todos los que han gobernado se han facilitado de este tipo de reuniones para supuestamente darse un apoyo moral a determinadas acciones que necesitan del concurso de otras fuerzas de la sociedad.

La reunión con los sindicatos arrojó expectativas y relatos poco o nada convincentes de lo que se necesita en el país para sostener la posición gubernamental por más tiempo, más bien se limitó a decir halagos y lisonjas a su excelencia, en tanto unos maravillados por estar en el salón de los más emblemáticos de CAPRES, al parecer al menos con ello Bukele ha pretendido emparejar los nomios, con la pasada reunión con el grupo oligárquico.

Desde la toma de posesión, la falta de un encuentro directo con grupos sindicales ad hoc, ha sido una debilidad en el período, y en este momento crítico pareciera una buena carta que jugar ante la confrontación de intereses en las comisiones en la Asamblea Legislativa, donde se han dicho de todo, pero que el mandato del 29 de mayo de la Sala de lo Constitucional, fue como todos sabemos una clara medición de fuerzas.

El tanteo político estuvo presente en la reunión con los sindicatos—y evidenció división, por cuanto muchos se arrogan “representar”, pero los trabajadores(as) del sector privado que acumula mayor cantidad y donde se ha cuidado esa oligarquía y sus incondicionales de la ANEP, de no permitir hacer organización sindical; estuvieron con una mínima presencia y sin representantes sindicales propios del sector privado; y mucho menos del sector organizado en la informalidad que es quien está sufriendo los golpes más arteros y directos.

El sector público con raras excepciones mantiene condiciones mejores; y de allí si es bueno reconocer que el Presidente Bukele como empleador si ha estado en mucho a la altura de las circunstancias—no así el sector empresarial privado que sigue apelando a la obtención de medidas en su favor, sin dar nada a cambio o muy poco a su contraparte de la producción—la clase trabajadora—.

El discurso fue siempre marcado de zalamerías propias de una reunión, pero sin centrarse en la agenda con los objetivos claros y necesarios para el sector laboral representado. Los que se han sentido marginados en otras épocas de ARENA y el FMLN, estuvieron dando sendos discursos, sin tener claramente el blanco de la pelea en cuestión—el discurso político centrado en la necesidad de la clase trabajadora, se pierde por mantener una cohesión que le de las garantías al Ministro de Trabajo de ofrecer al Presidente, las condiciones subjetivas para garantizar una fuerza muscular, pero de poco seso para entablar compromisos políticos—algunos ya se pronunciaron deslegitimando a los que estuvieron, pero sin entender mucho los pro y contra de ese espacio.

Esperaríamos que se continúe y más inclusiva, no sólo pantalla que no lleve nada más que a desacreditaciones y deslegitimaciones para el sector laboral. Bien por los que se presentaron y trataron de decir algo pertinente y de fuerza para la conciencia de la clase trabajadora.

Mucho sector público representado, pero poco representativo sindical del sector privado formal e informal, es el sector privado donde se sufren las inclemencias de la pandemia—sin salario, sin prestaciones, sin seguridad social y ocupacional, suspensión de contratos, despidos, abusos y arbitrariedades en la relación laboral. Era importante comprometer al Ministro de Trabajo con su jefe presente, a que definan con mayor claridad la política laboral y jurídica para el respaldo a quienes siempre son los perdidosos de la película las personas trabajadoras, a quien le hubiera gustado que le contaran una de vaqueros, con otros actores y actrices; y no con la misma argumentación.

*Sindicalista salvadoreño

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