Sanidad registra una media diaria semanal de diez muertes frente a las 57 de Francia y a las 78 de Italia.
Los cambios de criterio y los aumentos puntuales de centenares de muertes restan credibilidad a los datos.
La evolución de la pandemia de coronavirus en España no solo es buena sino mucho mejor que la de los países de su entorno si atendemos a la cifras facilitadas por los respectivos gobiernos. Hemos pasado de reportar una media semanal de más de 850 muertes diarias en lo peor de la crisis a sólo 9,6, frente a las 57 que contabiliza Francia, las 78 de Italia y no digamos ya las 295 del Reino Unido. Sería para celebrarlo por todo alto sino fuera porque los continuos bailes de cifras y cambios de criterio en el recuento de casos y fallecimientos han minado la credibilidad de los datos ofrecidos por el Gobierno español.
Los especialistas entienden como lógicos los cambios de criterio introducidos por el Gobierno e incluso que de golpe se incorporen centenares de muertes no contabilizadas en la serie histórica, como ha ocurrido varias, pero también comprenden que la opinión pública desconfíe.
En la contabilización de las muertes, el último cambio de criterio ha consistido en dar únicamente las muertes acumuladas semanalmente. Ya no se ofrece el dato de cuántas se han notificado el día anterior, sino sólo las que se han producido en esa fecha. Se ha llegado a ofrecer el dato inverosímil de que en dos días no se registró ninguna muerte, algo engañoso porque las notificaciones de muertos de esos días llegan días más tarde.
El dato semanal
Queda la duda de si es fiable el dato semanal, esas casi 10 muertes diarias en las que supuestamente estamos. Es mucho más fiable que el parte diario pero tampoco lo es del todo. Al fin y al cabo más adelante aún pueden llegar notificaciones de fallecidos en esa semana.
Pepe Martínez Olmos, exsecretario de Estado de Sanidad y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, resta importancia a esa diferencia. «Podrían añadirse una muertes más pero hablamos de una dimensión parecida, no es muy diferente si se han producido 10 muertes diarias ó 15, lo importante es que nos movemos en cifras muy bajas que dejan claro que la epidemia está controlada», sostiene.
El comité científico del Gobierno francés acaba de dar por controlada la epidemia con el doble de ingresados que España en los hospitales y el quíntuple de muertes diarias pero hay otros datos comparativos que llevan a la desconfianza. ¿Cómo puede ser que España registre unas ocho veces menos de muertes diarias que Italia cuando este país tiene ingresados en las ucis unos 200 enfermos menos? Olmos entiende que tantos cambios y datos comparativos como éste generen desconfianza. «Cuando se transmiten cifras a la opinión pública hay que asegurarse que se puedan comprender de un modo razonable sino se puede dar la idea de que se están ocultando datos, algo que no es cierto», añade Olmos.
Sin sorpresas
Para Joan Ramon Villalbí, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración sanitaria, ni los cambios de criterio ni las actualizaciones han sorprendido a los especialistas. «Son prácticas habituales en epidemiología y más en una pandemia que ha desbordado los servicios de vigilancia habituales», advierte. Él no es partidario de efectuar comparaciones ni con otros países ni con los datos obtenidos en las peores fases de la epidemia. «Corres el riesgo de comparar peras con zanahorias, porque cada país recoge los datos con sus propios criterios y la capacidad de sistema para detectar casas y muertes ha ido variando en el tiempo», sostiene.
Para él hay que quedarse con lo importante. Tras un confinamiento muy estricto la situación de España «es muy buena», similar a la de Italia o Francia. En Europa, al margen de Rusia, «sólo el Reino Unido y Suecia siguen con problemas, precisamente por el modo laxo» en el que han aplicado las medidas de aislamiento.
La cifras dispares de muertes que han dado el INE, el sistema de monitorización diario de Sanidad (Momo) y la OMS tampoco han ayudado, pero este es un problema común a muchos países. Hay una ‘sobremortalidad’ que no queda recogida en las cifras oficiales que podría oscilar entre las 10.000 o 15.000 personas. Son las que fallecen sin un diagnóstico cierto de coronavirus. Con el tiempo se podrá dar una estimación más exacta, pero a efectos de medir la evolución de la pandemia debería bastar con las cifras oficiales.