Inicio-final y viceversa

Parece ser que el binomio que da sentido a mucho de nuestra vida cotidiana, está de nuevo en una dimensión que con exactitud no sabemos si se trata de un final o un principio. Algunos diremos que todo comenzó el 20 de marzo y concluyó el 16 de junio; otros dirán que finalizamos un ciclo económico en marzo con la lógica depredadora del capital que por larga data había impuesto su acción económica neoliberal voraz en provecho de sus intereses mezquinos y explotadores y; se iniciaba dando paso a un nuevo ciclo de pobreza y de confrontación económica, que podía ser algo diferente que empezara a dar paso a otras formas de relación laboral, comercial, política, económica y cultural.

De lo único que se estaba claro era que el miedo al contagio de la población que se forzaba a la cuarentana; era sumamente fuerte para esconder temporalmente las realidades económicas que han llevado históricamente a las comunidades a aguantar estoicamente la pobreza, por las distintas medidas y políticas anti sociales impuestas por los grupos dominantes y grupos políticos que se lucraron de períodos sin mayores presiones naturales y sociales.

Se abre la economía y supuestamente se cierra el ciclo sanitario (16 junio), esa permanente y maltrecha condición económica de los miles de empobrecidos, que persistía en el inicio de la cuarentena (marzo), por las decisiones de gobernantes y grupos económicos que sólo ven en su bienestar corporativo, el progreso y desarrollo del país; con la supuesta democracia formal e institucional, que tanto daño ha ocasionado a los sectores populares que siguen con visiones liberadoras corto placistas y antisolidarias, poco autónomas y ligadas al poder ancestral que las anula, y poco unificadas en un cuerpo de liderazgo y directrices objetivas y subjetivas, hacia una situación revolucionaria que tanto se necesita desarrollar.

El inicio de la cuarentena, se recuerda como algo necesario y que obligó a acatar el encierro y a través de las comunicaciones virulentas y manipuladoras se reforzó, ahora en los actuales días de junio, la Presidencia ve como una derrota política, ante la institucionalidad que le doblega todo su aparataje legalista y lo manda forzadamente a interrumpir la libertad de movilización; y abrir la economía, el hartazgo de muchos en los albergues, la corrupción que impera a lo largo y ancho del país, manipulando a pobladores necesitados, de manera impune arremeten los intereses partidarios que se mueven para pretender verse beneficiados para la obtención de mayores cuotas de poder de un grupo sobre el resto.

Iniciamos supuestamente una fase económica, el contagio social pasa a segundo grado, las noticas del mundo presionan, que se va abriendo y dando paso a todas las banalidades que se acogían como las libertades individuales máximas antes de la pandemia; tenemos la apertura del futbol que va predominando y alejando de la realidad la conciencia de muchos, de nuevo el aparato del consumo va apretando las mentes, haciendo que se olviden las razones del encierro.

Las contradicciones afloran y el estatus alcanzado por el Presidente y su grupo va perdiendo la fuerza, el hambre antes, durante y después, se va agolpando como una tragedia sin precedentes; y el nuevo comienzo no da más que desventajas para los que siempre terminan cargando en sus hombros y en lo más profundo de sus pechos acongojados y sufrientes.

Es el final de algo, del covid 19 ¡jamás! y el inicio de esa acción que presiona que lo corporativo pesa más, las voces de un estado de seguridad ante el contagio se van apagando poco a poco y las prioridades económicas y consumistas vuelven a prevalecer sobre las que humanizan la tragedia que vivimos.

Es un principio de algo y el final de un ciclo en la era del gobernante Bukele que da paso a su 2° año de gestión, lo hace con el mayor cúmulo de contradicciones, las mismas acciones de antes y durante, imponiéndose y con acusaciones hacia uno u otro grupo, la mayor de las lecciones ha sido que la jerarquía gobernante, política partidaria, económica, ha quedado en posiciones endebles que deben dar paso a ideas y acciones que fortalezcan lo diferente, de lo mismo y lo distinto estamos hartos, ojalá el movimiento social tenga las lecciones aprendidas suficientes para enrumbar el proceso de liberación que más urge impulsar en el seno de la sociedad salvadoreña.

Por: Róger Hernán Gutiérrez, sindicalista salvadoreño

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