El proyecto Lincoln

En los últimos días varios representantes del Partido Republicano de Estados Unidos han manifestado su descontento con la gestión del presidente Donald Trump, un movimiento sorpresivo para algunos, pero cuyo inicio está mucho antes de la actual crisis sanitaria y social que agita al país.

Anterior incluso al juicio político realizado contra el jefe de la Casa Blanca en el Congreso de la Unión, de donde salió absuelto como estaba previsto, ya políticos y funcionarios conservadores decidieron no sólo retirar su apoyo al gobernante, sino que actuar para evitar su potencial reelección.

Me refiero al denominado “Proyecto Lincoln” anunciado a mediados de diciembre de 2019 como un Comité de Acción Política, es decir un grupo con capacidad legal de recaudar fondos para utilizarlos en fines electorales.

Ya antes de eso existían otros, como “Jamás Trump”, que se limitaban a poner comentarios y anuncios en las redes sociales o por canales de cable con difusión más o menos limitada.

Este nuevo Comité tiene otra categoría política y su mismo nombre es simbólico, pues utiliza el apellido del presidente Abraham Lincoln, quizás el más ilustre de los gobernantes emanados del Partido Republicano, que logró unificar el país luego de la sangrienta guerra de secesión, de 1861 a 1865.

Cuando el proyecto anunció su existencia, ya había logrado reunir un millón de dólares para hacer propaganda contra la reelección de Trump, en momentos en que éste disfrutaba del apoyo de la mayoría de sus electores y parecía encaminarse a una cómoda victoria en los comicios presidenciales de 2020.

Uno de los principales voceros de este grupo es George Conway, abogado que estuvo en la lista de candidatos del presidente para ser Procurador General de Estados Unidos y, asómbrense ustedes, esposo de Kelyanne Conway, una de las más antiguas y fieles consejeras de Trump.

El Proyecto Lincoln ha criticado con dureza la postura del presidente ante la pandemia de covid-19, así como la defensa que hizo la Casa Blanca de la represión contra quienes manifestaban por el racismo y la brutalidad policial.

Al mismo tiempo han surgido otros republicanos opuestos a la reelección del magnate, así como prominentes mandos de las Fuerzas Armadas y hasta algunos senadores, sobre cuyos propósitos reales no hay ahora tiempo ni espacio de abordar y quedarán para futuros comentarios.

Lo que si debe estar claro es que todos estos críticos a Donald Trump tienen como común denominador que están cuestionando a una figura y una manera de hacer gobierno y no al sistema político estadounidense.

Nadie se vaya a confundir, pues lo que ellos están tratando es, justamente,  de salvar a toda costa ese sistema.

Por: Guillermo Alvarado

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