“Fue el principio de esa gran transformación que se logró no solamente en Argentina sino también en muchos países de Latinoamérica” , explicó José María Di Bello, presidente de la Fundación Grupo Efecto Positivo por los derechos de las personas con VIH y miembro de la primera pareja en casarse.
Las organizaciones de diversidad y disidencia sexual argentinas habían empezado a “planificar la idea” de lograr primero el matrimonio igualitario para avanzar con una ley de identidad de género que llegó dos años después.
“Sabíamos que si íbamos primero a por la identidad de género iba a ser más difícil”, explica el presidente de la Fundación Grupo Efecto Positivo. “Considerábamos que era mucho más importante por urgencia la identidad de género, pero sabíamos que si íbamos primero a por la identidad de género iba a ser más difícil”, indica Di Bello, que consiguió casarse antes de se promulgara la ley, en diciembre de 2009, y gracias a una dura batalla judicial.
La discrimación al colectivo LGBT+ sigue estando muy presente en Latinoamérica. El primero de sus matrimonios sirvió, según él, para “generar una tensión importante” para que después saliera la ley, en un contexto en el que sobresale “la valentía” de la jefa de Estado en 2010, Cristina Fernández, hoy vicepresidenta.
Desde esa primera boda gay de toda Latinoamérica y desde la aprobación posterior de la ley, la bandera arco iris se ha extendido poco a poco por la región con más leyes similares, aunque aún le falta camino por recorrer. Además de Argentina, países como Brasil, Uruguay, Colombia, Ecuador, Costa Rica reconocen el matrimonio igualitario.
Sin embargo, en otra multitud de otras naciones el proceso por este derecho sigue sin concluir.
Quienes primero contrajeron matrimonio en Buenos Aires una vez la ley se promulgó fueron el actor Ernesto Larresse y el representante artístico Alejandro Vanelli. Larresse afirma que casarse “fue un acto político y no de amor”, aunque su relación se remonta a la adolescencia y rezuma amor en cada palabra.
“Nos casamos no porque creíamos en el matrimonio sino porque era un derecho que le era negado a todos los que éramos diferentes, entre comillas, diversos”, explica Vanelli. “Antes una persona homosexual no tenía los mismos derechos pero sí las mismas obligaciones”, añade Larresse.