La caída de Naasón, hacia un nuevo liderazgo en La Luz del Mundo

No obstante las redes de complicidad política tejidas durante décadas por la iglesia La Luz del Mundo, la agrupación religiosa enfrenta una crisis aún mayor que la vivida a finales de los años noventa, cuando exmiembros del culto presentaron diversas denuncias por abuso sexual y otros delitos en contra del entonces líder, Samuel Joaquín Flores, y una cúpula de incondicionales.

Las relaciones de mutua conveniencia establecidas por la iglesia con la clase política le han permitido a ésta alcanzar posiciones en gobiernos, congresos locales y aun el Congreso de la Unión. Gracias a estos nexos con el poder, autoridades federales permitieron que en mayo de 2019, Naasón Joaquín García, príncipe sucesor del trono a la muerte de Samuel Joaquín, fuera homenajeado en el Palacio de Bellas Artes con una gala operística para reconocer su “trayectoria humanista” y “su altura humana”.

El escándalo por el uso del recinto para un acto religioso no sólo puso el reflector sobre el propio Naasón, evidenciando los espacios políticos a los que La Luz del Mundo ha logrado acceder y en los cuales ha colocado operadores, sino que fue el proemio de lo que se escribiría unos días más tarde. Y es que tres semanas después, el llamado “apóstol de Jesucristo” fue arrestado en California, acusado de 26 delitos, entre los que se encontraban tráfico de personas, violación de menores y pornografía infantil. Hay que recordar que Naasón Joaquín lideró durante varios años el ala estadounidense de la iglesia en Santa Ana, California.

Las evidencias de abusos sexuales contra varias niñas y videos sexuales de menores de edad encontrados en dispositivos electrónicos que le fueron decomisados llevaron al fiscal del caso a calificar de “demente” al líder de La Luz del Mundo, mientras en México la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda se vio obligada a intervenir y bloquear cuentas bancarias por casi 390 millones de pesos a Naasón y otros integrantes de La Luz del Mundo, al tiempo que hizo público que el hijo de Samuel Joaquín “engañaba a sus víctimas por medio de la fe para que donaran todas sus pertenecías a la iglesia”, al mismo tiempo que perpetraba sus pecados sexuales.

Incluso, a mediados de este año, la Secretaría de Gobernación decidió congelar al menos dos nuevas solicitudes de registro como asociación religiosa hechas por La Luz del Mundo, pese a que en abril una corte de apelaciones ordenó desechar el caso contra Naasón Joaquín, quien había alegado fallas técnicas en el proceso judicial en su contra, lo que parecía una victoria de sus abogados. Sin embargo, la tregua dada por la Fiscalía duró apenas unos meses, pues a finales de julio presentó un nuevo caso contra el “apóstol de Jesucristo” y las dos presuntas cómplices con las que fue detenido, con acusaciones que incluyen abuso sexual, actos lascivos contra un menor, y extorsión, entre otros, elevando a 36 el total de cargos en su contra. A esto se suma que el juez del caso elevó de 50 millones a 90 millones de dólares la fianza, lo que casi garantiza que Naasón seguirá detenido hasta su posible juicio.

Samuel Joaquín Flores murió libre, pese a que sobre él también pesaban acusaciones de abusos contra menores de edad, ya que ninguno de los señalamientos prosperó en los tribunales mexicanos. Contra Naasón, su hijo, parece irse cerrando la pinza, pues además de enfrentar a víctimas con nombre y rostro, tendrá que rendir cuentas sobre el material que le fue encontrado. Y si bien no tiene ninguna acusación formal en México, algunas de sus fuentes de recursos han sido cortadas al menos de manera temporal. De darse una eventual sentencia condenatoria, La Luz del Mundo tendrá que ungir a un nuevo “apóstol” para que se coloque al frente de esta organización religiosa, lo cual no sería fácil, pues en la elección de los dos últimos líderes de la agrupación el mito ha jugado un papel crucial. Su ascensión al trono de la iglesia fue resultado de una suerte de hierofanía, es decir, un auténtico acto de enunciación divina en el que tiene gran peso la doctrina que mitifica a la familia del fundador, pero en el que también pesaría el carisma de quien pretenda ocupar ese vacío.

Por: Juan Carlos Romero Puga, periodista mexicano

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