Pese a que las cuchillas de afeitar están hechas de acero inoxidable, un metal unas 50 veces más duro que el cabello humano, se degradan rápidamente. Un equipo de ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts arrojó luz sobre el origen de este fenómeno.
Durante el experimento, los investigadores estadounidenses examinaron el proceso de afeitar bajo el microscopio electrónico de barrido. Se dieron cuenta de que la microestructura del acero a menudo no es homogénea. Una vez que aparece una pequeña grieta, el filo se hace cada vez más vulnerable, incluso si se trata de un material tan blando como el cabello humano, independientemente de su grosor. Este fenómeno se denomina intensificación de tensiones.
Los autores del estudio también concluyeron que la aparición de astillas depende del ángulo de corte. En particular, cuando el pelo se encontraba perpendicularmente a la cuchilla, no se producían microgrietas. Al mismo tiempo, aparecían habitualmente cuando el filo topaba con el lateral del cabello.